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El sábado leí a Neruda

El sábado leí a Neruda

El 12 de julio de este año 2014 hice de  manera especial lo que frecuento en mis escasos ocios: leer poesía. Este sábado dediqué el tiempo a repasar varios poemas de Pablo Neruda, cuyo natalicio llegaba al número 110.El grande poeta latinoamericano y a decir de Gabriel García Márquez “el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma”,  Premio Nobel de Literatura en 1971, entre otras condecoraciones, marcó un hito en el hacer del verso. Su obra abarcó desde lo político hasta la poesía llamada “amatoria”, esa dedicada a la persona amada en condición de pareja.
Recuerdo que en mis años de juventud un día me dijo el poeta José Ramón Muñiz: “en poesía de amor todo fue dicho por Neruda en sus 20 Poemas de Amor y Una Canción  Desesperada”. Pensé que el también poeta y compositor cienfueguero había exagerado, pero al leer a otros grandes experimenté algo parecido. Después de lo escrito por Neruda se sigue escribiendo poesía de amor - ¡excelente! -, pero sin duda los decires del inmortal chileno son irrepetibles. Hoy admito que todo buen poeta contemporáneo es en alguna medida nerudiano; por adjudicar un calificativo a quienes sin intento de imitarlo dedican y tributan parte sus vidas a cultivar la belleza de la palabra. Neruda es, sencillamente, paralizante. Quien se sienta animado a esta forma de arte y lo lea, la primera sensación que experimenta es la de desistir en su empeño de escribir; la fuerza, su potencia expresiva y el colorido de imágenes, todas con un sentido expreso y certeza incuestionable, nos llevan a pensar que ya se dijo todo en este género de la poesía.Entre las cosas que de él leí el sábado están sus sonetos, su poema “Farewell” que evoca una despedida traspolada a mi capricho… “Yo me voy. Estoy triste; pero siempre estoy triste… No sé hacia dónde voy…” Obviamente la tristeza lo embargó por los acontecimientos en su patria, añadiendo una gota más al mal que le aquejaba. Hoy se duda que su muerte haya sido natural a pesar de estar enfermo; se afirma que fue provocada por la entonces dictadura chilena. Es una conjetura fundamentada en buena lógica; los poetas son un arma letal para los tiranos, por eso los odian.A pesar de todo, Pablo Neruda vivirá siempre. Por eso el sábado 12 de julio, a 110 años de su natalicio, volví a leer buena parte de su obra  y me pareció que el poeta nacía otra vez o, mejor, que nunca había muerto ya que sobrevive en sus versos.Al concluir me sentí capaz de decirme, parafraseando su Poema 20: “…puedo leer los versos más tristes esta noche…”, mas todo lo contrario: es una suerte haber contado con semejante gigante de la poesía. Por eso fue que con tanto entusiasmo el sábado leí a Neruda.

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