Blogia
Cuba Latino

Che y el trabajo voluntario

Che y el trabajo voluntario

El 22 de noviembre de 1959 fue domingo; el de este año, también. Buena coincidencia para recordar que hace 56 años Ernesto Che Guevara protagonizó la primera jornada de trabajo voluntario en Cuba. Aquello aconteció en la Ciudad Escolar “Camilo Cienfuegos”, en el Caney de las Mercedes, en el centro de la Sierra Maestra.

Hay una histórica foto del Che, sin camisa y carretilla en mano, enfrascado en su labor. Trabajar es un hecho normal y cotidiano para cualquiera, acto que simboliza la condición humana; trabajar voluntariamente representa un hecho mayor de crecimiento, de humanización, colaboración, cooperación y solidaridad. Empeñarse en cualquier tarea – física o mental – por solo una retribución moral, ayudar al mejoramiento colectivo y social, es algo que pone a cada individuo por encima de sí.

Ese día el Che nos dio una enseñanza, algo que durante años hemos vivido y con la cual hemos crecido cronológica y humanamente a su calor. Es lógico que cada ser humano trabaje por una retribución, y que el pago recibido sea proporcional al esfuerzo y resultado del mismo. Es elevado, en cambio, cuando esfuerzos y resultados se entregan al bien común.

El trabajo voluntario educa y ennoblece. No contradice al quehacer cotidiano, tan justo como necesario para el sustento y también, claro que sí, para una vida más digna, confortable y mejor. Sería aberrante absolutizar uno u otro; al contrario, lo humanamente aceptable es armonizar la coexistencia de ambos. Uno, el que busca el sustento y crecimiento económico personal y familiar, constituye una necesidad material, y es en sí un derecho legítimo; es la manera honrada de crecer. El trabajo voluntario por su parte, como nos lo enseñó el Che, es la forma de ascender en nuestra condición humana.

Cuando el Guerrillero Heroico protagonizó aquella primera jornada, hacía poco que la Revolución había triunfado – menos de un año – y el gesto devino símbolo de la inspiración humanista de nuestro proyecto social. Desde entonces y hasta la fecha, cubanos y cubanas mantenemos aquella impronta y la manifestamos de muchas formas, tanto en centros laborales, de estudio, en la familia,como en labores comunitarias entre vecinos. Es por ello que tantas personas que visitan Cuba quedan admiradas con el espíritu de cooperación de nuestra gente. Eso lo heredamos del Che y de su ejemplo.

Hemos tenido y tenemos por costumbre ser solidarios unos con otros  - y otros con unos – como estilo de vida. Esperemos que los nuevos tiempos cuando se abre paso el legítimo y necesario espíritu emprendedor, importante para el bienestar de todos; que esos tiempos conciban también el espíritu de cooperación voluntaria que impide la irrupción de tendencias egoístas, deshumanizadoras y rapaces.

Confiamos en la generosidad que ha identificado siempre a nuestro pueblo, y también al legado que nos ha dejado el Che con su primer trabajo voluntarioaquel domingo 22 de noviembre de 1959.

0 comentarios