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Bonifacio Byrne: poeta de la Patria y la bandera

Bonifacio Byrne: poeta de la Patria y la bandera

Con suficientes razones la ciudad de Matanzas es calificada como la "Atenas de Cuba". Allí, como en toda la tierra yumurina, nacieron, crecieron y crearon importantes gestores de nuestra cultura nacional. Fue en el Liceo de Matanzas donde Miguel Faílde estrenó en 1879 "Las alturas de Simpson", primera muestra del danzón, desde 1959 reconocido como el Baile Nacional.

Allí, en la hermosa Matanzas que se yergue frente al mar, la de los puentes majestuosos, calles amplias e interminables tertulias, nació Bonifacio Byrne. Su vocación literaria comenzó a manifestarse desde la más temprana juventud; por eso, no resulta nada extraño su continuada presencia en el llamado Círculo Literario de otro grande de nuestras letras, Domingo del Monte.

Además de la poesía, cultivada por él con amplia fecundidad, el periodismo fue otra de sus formas de expresión, por lo cual fundó en su ciudad natal los periódicos "La Mañana" y "La Juventud Liberal".

En una y otra forma de expresarse -poesía y periodismo- Byrne denotó su vocación independentista, ideal que le llevó al exilio en 1896 en los Estados Unidos, donde sin descanso prosiguió en su quehacer patriótico; se desempeñó como lector de tabaquerías y secretario del Club Patriótico de Tampa, del cual fue fundador. El hombre de letras estuvo directamente vinculado al accionar emancipador de su patria, lo que abrazó como razón de vida.

Poemarios suyos, como "Sonetos patrióticos" y "En medio del camino" se suman a una valiosa lista donde el lirismo va de la mano con sentimientos claros de la existencia, incluyendo en privilegiado lugar el amor patrio. Durante su prolongado destierro también escribió para el periódico "Patria", órgano del Partido Revolucionario Cubano, fundado por José Martí.

En 1899 regresó a la patria, y desde aquel encuentro reveló el profundo dolor cuando, al aproximarse a las costas cubanas, vio ondear la bandera del norte y no la propia. ¡Tanto sacrificio para semejante ignominia!. Aquel sentimiento prevalece en las conciencias de cubanos y cubanas que, posteriormente, lucharon y dieron sus vidas por completar la soberanía nacional alcanzada, ¡al fin!, en enero de 1959.

Hoy 5 de julio se conmemoran ocho décadas de su muerte, acaecida en la bella ciudad que 75 años antes le había visto nacer. Bonifacio Byrne está inmortalizado por la vocación patriótica manifiesta en su vida y obra.

Razón para que en octubre de 1959, el legendario Comandante Camilo Cienfuegos retomara la última estrofa de su poema "Mi Bandera" para expresar el sentimiento patriótico de tan eminente poeta y de todo un pueblo: "Si deshecha en menudos pedazos / llega a ser mi bandera algún día… / ¡nuestros muertos alzando los brazos / la sabrán defender todavía!".

Pablo, periodista consecuente

Pablo, periodista consecuente

El 19 de diciembre de 1936 la sangre cubana fue vertida en los campos de Majadahonda.  Pablo de la Torriente Brau entregó su vida en aras de la República Española. En aquel lejano y turbulento día, un cubano nacido en Puerto Rico enarboló una bandera que años más tarde ha sido retomada por decenas de miles de sus compatriotas, tanto en la solidaridad con otros pueblos por su liberación nacional, como en campañas para llevar la enseñanza y la salud.
El legado de Pablo es, inequívocamente, una realidad consustancial patente en los cubanos y cubanas de nuestro tiempo. En su dimensión cultural fue escritor y periodista, profesiones que desarrolló de manera consecuente con sus principios políticos. Combatió a la dictadura de Gerardo Machado, destacándose en todo momento como un decisivo luchador antimperialista.
Mantuvo una conducta vertical que hubo de pagar con el exilio. Salió un día para España como corresponsal de El Machete, entones órgano de prensa del Partido Comunista Mexicano, y fiel a sus ideales, unió a la pluma el fusil para pelear por la causa justa republicana.
Pablo es ejemplo de periodista militante, y esa conducta coherente lo hace una de las máximas figuras del periodismo cubano en el siglo XX. Con su estilo propio, fue capaz de imprimir una nueva expresión, algo reflejado en los géneros que cultivó, entre ellos los reportajes, las crónicas y las entrevistas.
En todo su quehacer se manifiesta lo personalmente vivencial; el toque humano indiscutible, siempre vinculado a la realidad histórica que le correspondió vivir. La autenticidad que siempre evidenció, lo convirtieron en un escritor y periodista actual para cualquier época. Sin dudas, fue un apasionado en el arte de contar.
Al leerlo, advertimos una incontenible fuerza expresiva; contagiosa e inspiradora, como suelen ser las obras de los clásicos. España, Cuba y Estados Unidos le sirvieron de fuentes nutricias para desbordar imaginación y creatividad muy propias.
En sus cuentos y narraciones, se palpa la presencia de un cubano de pura cepa, caracterizado por su sentido del humor y expresiones propias de nuestro hablar cotidiano. Escritor de vanguardia, su obra es asignatura obligada para quienes se interesen por conocer nuestra literatura nacional.
La obra periodístico-literaria de Pablo de la Torriente Brau permanece actual y desbordante de lozanía; es obligado punto de referencia para quienes deseen indagar en el alma de los cubanos. Es también el testimonio de la coherencia entre arte y vida, una simbiosis necesaria para adjudicar eternidad a una obra.

El sábado leí a Neruda

El sábado leí a Neruda

El 12 de julio de este año 2014 hice de  manera especial lo que frecuento en mis escasos ocios: leer poesía. Este sábado dediqué el tiempo a repasar varios poemas de Pablo Neruda, cuyo natalicio llegaba al número 110.El grande poeta latinoamericano y a decir de Gabriel García Márquez “el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma”,  Premio Nobel de Literatura en 1971, entre otras condecoraciones, marcó un hito en el hacer del verso. Su obra abarcó desde lo político hasta la poesía llamada “amatoria”, esa dedicada a la persona amada en condición de pareja.
Recuerdo que en mis años de juventud un día me dijo el poeta José Ramón Muñiz: “en poesía de amor todo fue dicho por Neruda en sus 20 Poemas de Amor y Una Canción  Desesperada”. Pensé que el también poeta y compositor cienfueguero había exagerado, pero al leer a otros grandes experimenté algo parecido. Después de lo escrito por Neruda se sigue escribiendo poesía de amor - ¡excelente! -, pero sin duda los decires del inmortal chileno son irrepetibles. Hoy admito que todo buen poeta contemporáneo es en alguna medida nerudiano; por adjudicar un calificativo a quienes sin intento de imitarlo dedican y tributan parte sus vidas a cultivar la belleza de la palabra. Neruda es, sencillamente, paralizante. Quien se sienta animado a esta forma de arte y lo lea, la primera sensación que experimenta es la de desistir en su empeño de escribir; la fuerza, su potencia expresiva y el colorido de imágenes, todas con un sentido expreso y certeza incuestionable, nos llevan a pensar que ya se dijo todo en este género de la poesía.Entre las cosas que de él leí el sábado están sus sonetos, su poema “Farewell” que evoca una despedida traspolada a mi capricho… “Yo me voy. Estoy triste; pero siempre estoy triste… No sé hacia dónde voy…” Obviamente la tristeza lo embargó por los acontecimientos en su patria, añadiendo una gota más al mal que le aquejaba. Hoy se duda que su muerte haya sido natural a pesar de estar enfermo; se afirma que fue provocada por la entonces dictadura chilena. Es una conjetura fundamentada en buena lógica; los poetas son un arma letal para los tiranos, por eso los odian.A pesar de todo, Pablo Neruda vivirá siempre. Por eso el sábado 12 de julio, a 110 años de su natalicio, volví a leer buena parte de su obra  y me pareció que el poeta nacía otra vez o, mejor, que nunca había muerto ya que sobrevive en sus versos.Al concluir me sentí capaz de decirme, parafraseando su Poema 20: “…puedo leer los versos más tristes esta noche…”, mas todo lo contrario: es una suerte haber contado con semejante gigante de la poesía. Por eso fue que con tanto entusiasmo el sábado leí a Neruda.

Martí, Periodismo y Revolución

Martí, Periodismo y Revolución

Aquellos primeros días de marzo de 1892 debieron de haber sido muy ajetreados para Martí y sus compañeros del Partido Revolucionario Cubano. El frío neoyorquino arreciaba sobre sus sienes y sobre todo un cuerpo, aunque joven, marcado por el desmayo que provocan una alimentación insuficiente y el exceso de trabajo. El primer número del periódico “Patria” estuvo previsto para que saliera a la luz el 14, y así fue. Con su primera edición dio un paso en firme el periodismo revolucionario cubano.
En aquella edición de Patria, órgano del Partido Revolucionario Cubano para la independencia de Cuba y Puerto Rico, aparece como editorial, de la pluma del Apóstol: “Nuestras Ideas”, el cual constituye una declaración de principios de los ideales que inspirarían la guerra necesaria en preparación. El mismo hecho del surgimiento de “Patria” es en sí un acontecer periodístico y revolucionario, completado por haber sido obra del más universal de los cubanos. Súmase al acontecimiento la profundidad de análisis realizada por Martí acerca de la situación cubana de entonces, sus viejos y heredados males, los peligros y la ética que caracterizaría a la guerra necesaria.
Lo primero que destacó en su editorial fue, ante todo, el ideal de unidad preconizado por el Partido Revolucionario Cubano, entidad aglutinadora de todas las fuerzas sanas aunque diversas cuyo objetivo era entonces alcanzar la independencia, propósito integrador cuando escribió: "...y debe unir a las agrupaciones independientes entre sí, y a los hombres buenos y útiles de todas las procedencias, que persisten en el sacrificio de la emancipación..." Asimismo expresó: "Para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad nace este periódico.”
Siempre mantuvo en claro el Apóstol que la independencia no sería viable sin la concertación de cuanto cubano honrado y amante de la libertad se alistara en la lucha. Supo también que el lastre de los regionalismos y localismos instaurados por la Metrópoli fueron desde el comienzo instrumentos útiles para mantener divididas las que se convirtieron en nuevas repúblicas americanas, fraccionamiento nacido de la división interna de cada territorio en particular. Obviamente, la nación tendría que comenzar por reconciliarse consigo misma para que la libertad fuera realizable: "...porque la guerra rematará la amistad y fusión de las comarcas y entidades sociales sin cuyo trato cercano y cordial hubiera sido la independencia un semillero de graves discordias..."
Martí conocía de los horrores de la guerra, como también estuvo persuadido de la necesidad de emprenderla ordenada y limpiamente, de modo que la nación se despojara del lastre de corrupción que amenazaba a lanzar a otra guerra peor, la de la anarquía y el sinsentido si la necesaria y justa, la sanadora, inspirada en la pureza de los ideales y la voluntad legítima, dejara de llevarse a cabo. "La guerra, en un país que se mantuvo diez años en ella, y ve vivos y fieles a sus héroes, es la consecuencia inevitable de la negación continua, disimulada o descarada, de las condiciones necesarias para la felicidad a un pueblo que se resiste a corromperse y desordenarse en la miseria."
No le resultaba ajena la experiencia dolorosa y amarga de las hermanas tierras del continente que mucho antes, habiéndose emancipado, perdieron el rumbo con el veneno de las luchas internas, la copia de idénticas estructurales coloniales como protoimperios o aldeanismos suicidas que interrumpieron la construcción de repúblicas nuevas sobre fundamentos nuevos, a partir de sus realidades naturales y sociales. Por eso nunca se cansó en proclamar la unidad, no la unicidad beligerante, al escribir "...ordenada de modo que con ella venga la paz republicana, y después de ella no sean justificables ni necesarios los trastornos a que han tenido que acudir, para adelantar, los pueblos de América que vinieron al mundo en años en que no estaba en manos de todos, como hoy están, la pericia política y el empleo de la fuerza nacional en el trabajo."
En la genialidad de “Nuestras Ideas”, Martí vindicó una vez más la gloria de la guerra patriótica por la emancipación encabezada por Céspedes en 1868. Fue aquel el comienzo, y éste la continuación; fueron diez años de los que los cubanos honrados debían sentir orgullo. A pesar de las contradicciones y desacuerdos entre los jefes de la guerra, primó, sobre todo, el concepto de que la beligerancia era desde entonces la única alternativa. "Ama y admira el cubano sensato, que conoce las causas y excusas de los yerros, a aquellos valerosos que rindieron las armas a la ocasión funesta, no al enemigo; y brilla en ellos aún el alma desinteresada que los héroes nuevos, en la impaciencia de la juventud, les envidia con celos filiales."
Cuba llegaba a una de sus horas más culminantes en la lucha por la emancipación, y a diferencia de las naciones continentales hermanas su inspirador de fines del siglo XIX tuvo muy en claro las pretensiones de potencias foráneas que pretendían instalar un modelo de “pseudorepublicanismo”, minar lo esencialmente nacional apoyándose en mezquinos intereses económicos criollos, y así truncar los propósitos más auténticos por los que se había peleado. Nunca ignoró nuestro Héroe Nacional los intentos mediatizantes que soplaban desde el Norte y la vieja Europa con fórmulas ajenas a las realidades nuestras. Así enunció: "...cunden las ideas postizas entre los industriales impacientes; entra el pánico de la necesidad en los oficios desiertos del entendimiento, puesto hasta hoy en el estudio literario e improductivo de las civilizaciones extranjeras y en la disputa de derechos casi siempre inmorales."
Como el vino de plátano, agrio, pero nuestro, la república que procuraba Martí con lo más sano y avanzado del pensamiento y la acción cubanos tenía una misión tan importante como la guerra después de concluida ésta: “La revolución cortará la yerba; reducirá a lo natural las ideas industriales postizas; abrirá a los entendimientos pordioseros empleos reales que aseguren, por la independencia de los hombres, la independencia de la patria." Tierra esclava de esclavos, de, en el decir de Martí, de “aldeanos vanidosos”, había un lastre que podía socavar el saludable y normal desenvolvimiento republicano. Siglos de esclavitud confinaron al negro, antes esclavo, a un régimen de servidumbre. La repugnante experiencia que vivió de niño en Cuba y luego en el Norte con la discriminación racial le hicieron ver el mal que venía no de lejos y, por tanto, era necesario extirparlo del futuro panorama en una Cuba independiente. "...la desigualdad injusta a todas luces, de forzar a una parte de la población, por ser de un color diferente de la otra, a prescindir en el trato de la población de otro color de los derechos de simpatía y convivencia que ella misma ejercita..."
Con el periódico Patria se abrieron de par en par las puertas del periodismo revolucionario cubano, un quehacer continuado por cubanos ilustres del XIX y el XX como Juan Gualberto Gómez, y que culminara con la primera etapa del periodismo militante y revolucionario ejercido a mitad del siglo XX por el joven abogado Fidel Castro quien hoy, con la experiencia acumulada por siglos de luchas de generaciones y al frente de la obra que completó la conquista de la soberanía nacional, se enraíza en lo más profundo del pensamiento patriótico cubano.
Martí, Periodismo y Revolución constituyen términos indisolubles, estos tres sustantivos actúan como una sola fuerza a través de los vasos comunicantes de las épocas de nuestra historia. La sensatez de la época recaba correspondencia y fidelidad a ese preclaro quehacer.

Casa de las Américas, el Bicentenario y la Radio

Casa de las Américas, el Bicentenario y la Radio

Desde hace años en Cienfuegos deliberan los Jurados del Premio Casa de las Américas. La Perla del Sur se convierte cada mes de enero en capital de la literatura latinoamericana, motivo de orgullo para los nacimos, vivimos y trabajamos en esta ciudad. El 2010 se conmemoran en distintas fechas, dos siglos del inicio de las guerras emancipadoras de varios países de Nuestra América y la ocasión ha sido propicia para que Casa de las Américas convoque a un Premio Especial en el género de Ensayo, relacionado con esas múltiplescelebraciones.

Aunque existe una convención para tomar el año 1810, como punto de referencia, me explicó Valdés Paz que debemos reconocer que hubo procesos independentistas anteriores, como en el caso haitiano; también intentos independentistas previos como el ecuatoriano de 1809, así como otros muy posteriores que alcanzan a Centroamérica hasta el siglo XX. De todos modos existe esa Convención que fija a éste como el “Año del Bicentenario”, por locual Casa de Las Américas hizo la convocatoria a este Premio Especial.

Al interés habitual que siempre provocan en quien escribe las actividades de Casa de las Américas en Cienfuegos, se sumó esta vez la presencia de un amigo que, además, cuenta entre los académicos más prestigiosos de nuestro país. Me refiero al Lic. Juan Valdés Paz, integrante en esta ocasión del Jurado en el género de Ensayo. Al saber de la presencia de Juanito, como le llamamos familiares y amigos, me comuniqué con él sin demorapara dialogar.

El Lic. Juan Valdés Paz es Sociólogo, Politólogo, Profesor Titular de la Universidad de La Habana y del Instituto de Relaciones Internacionales “Raúl Roa” del MINREX. Aunque jubilado siempre tiene mucho trabajo, se dedica a investigar sobre diversos temas y escribir, de modo que se mantiene activo en la vida académica. Ha dedicado buena parte de sus estudios e investigaciones a temas tan disímiles que van desde cuestiones agrarias y de política internacional, teoría social y marxista, hasta cuestiones deactualidad, muy especial en lo concerniente a Cuba.

Muchos de sus trabajos se han publicado en numerosas revistas cubanas y de otros países y la labor pedagógica que ha desarrollado, además de Cuba, se ha extendido a numerosas universidades y centros en el extranjero. Eventualmente participa en eventos y actividades a las que se leinvita, y esa es una de las razones por las cuales acaba de visitarnos.

En nuestra conversación, la primera interrogante tuvoque ver con la experiencia de mi entrevistado en su condición de Jurado.

Esta experiencia es siempre algo interesante, no había sido Jurado del Premio Cas antes, pues aunque me hicieron invitaciones no pude participar, pero me ha sido muy gratificante haber podido coincidir con este Premio Especial que da la oportunidad de revisar una seriede trabajos y hacer una reflexión de por dónde anda la situación de lo que se escribe sobre estos temas en América Latina, al menos de los que concursan y también, ya no tan fácil, pero llegar a identificar una obra para recibir el Premio, así como intercambiar con los colegas que forman parte del Jurado y con el resto de los Jurados, porque aquí existe ya la tradición de que todos los Jurados de Casa se mudan a Cienfuegos, funcionan aquí durante una semana, hacen sus debates internos, las lecturas y toman las decisiones. Una de las tareas más importantes es traer el tema del bicentenario de las guerras por la emancipación de América Latina a la actualidad, y colocar esa actualidad en la perspectiva del Bicentenario. Aunque Cienfuegos es un lugar idílico, sesionar en el Hotel Jagua no deja de ser un trabajo.

Además del Bicentenario existe otra coincidencia, merefiero al medio siglo de existencia de Casa de las Américas…

El Premio Casa de las Américas es uno de los más antiguos, de los más prestigiosos, precisamente este año es el aniversario 50 de la creación de Casa de las Américas, el surgimiento del Premio y sus publicaciones editoriales; quiere decir que hay un paquete de
efemérides relacionadas con Casa que se cumplen este año y que han justificado un programa muy amplio de actividades que seguramente continuarán a lo largo del año. Eso es importante porque esta es una de las primeras instituciones culturales creadas por la Revolución, de las que más continuidad ha tenido y mayor prestigio tanto dentro y fuera de Cuba, y mantiene toda su vigencia y su proyección nacional e internacional. Ya la ficha editorial está cercana a los
300 títulos, la revista Casa es también una de las publicaciones culturales más antiguas de América. Esto significa que trabajar con y para Casa de las Américas es un privilegio.

En cuanto al número de obras presentadas, particularmente en el género de Ensayo.

Hay más de 400 libros u obras presentadas con una distribución geográfica bastante pareja, no tengo ahora el número exacto. En el caso de Ensayo han participado varios cubanos y argentinos, fundamentalmente. No tuvimos una representación territorial suficiente en el caso del Premio de Ensayo. En otras ocasiones el género es convocado sin un tema fijo, pero una vez que se fija un tema, eso acorta un poco y supone que haya quien no lo tenga desarrollado o sorprende a aquellos creadores que están en ese momento trabajando el tema. Nadie puede improvisar sobre un tema como el Bicentenario, sólo quien ha estado trabajando en eso,
tiene un acumulado, tiene un dominio, una reflexión, y eso hizo que no tuviéramos una representación totalmente territorial en el Premio.

Tengo entendido que el Bicentenario no se ciñe sólo al Premio ni tampoco a las actividades de este año, es decir, que la celebración va a prolongarse, ¿no es así?

La revista Casa ha venido publicando artículos sobre el Bicentenario y van a publicarse muchos más, seguramente. Incluso, según expresó el Presidente de la Casa de las Américas,
Roberto Fernández Retamar, el Bicentenario se mantendrá como un tema permanente, precisamente para que no sea arqueología, sino que el Bicentenario sea un referente de actualidad en América Latina.

Quisiera conocer un poco de qué manera funciona el Jurado, cómo es su procedimiento de trabajo para leer las obras y luego seleccionar la que va a ser premiada.

Si el número de obras presentadas cabe en el periodo de trabajo de los Jurados, se hace una lectura extensa de todos los trabajos presentados. Cada miembro se aísla y hace  su lectura privada de todas las obras que concursan, y como aquí están todos reunidos, pues van contactando, identificando y mutuamente descartando por un lado y afirmando por otro los
trabajos que parecen tener mayor grado de elaboración. En los últimos días comienzan las sesiones para discutir porque casi siempre hay más de una obra finalista. Siempre hay que descartar una cantidad de obras, algunas se descartan muy al principio, otras según nos vamos centrando en un subconjunto de mayor calidad, entonces se hace más difícil la selección y más necesaria la discusión entre los miembros del Jurado hasta llegar a un acuerdo acerca de la
obra a premiar. Como tú supondrás, eso no quiere decir que las no premiadas, o algunas de las no premiadas, no sean también excelentes trabajos. La selección es difícil, y como siempre se queda uno con la idea de cierta injusticia acerca de aquellas que eran de mucha calidad y que, lamentablemente, hay un solo Premio. Ahí el Jurado tiene la posibilidad de hacer recomendaciones, menciones a obras extraordinarias que no pudieron ser premiadas y recomendaciones para publicación, es decir, que se pueden hacer recomendaciones con algunas de las no premiadas. Es un trabajo arduo, al principio más fácil porque estás leyendo, ya cuando se acerca el momento de hacer la selección se hace más difícil, pero siempre se llega a un acuerdo. En principio ese acuerdo es por mayoría, todos los Jurados son en número impar, por tres miembros, casi siempre dos miembros extranjeros y uno cubano. Cuando las obras son muchas se hace un primer descarte. Todas las obras llegan directamente a manos de los Jurados y, por lo tanto, son los Jurados los que descartan, no es la Casa la que descarta, ese es
un dato muy importante. Es una convocatoria libre, hay muchas obras de calidad, pero hay muchas que todavía están en un grado de maduración y tú te percatas inmediatamente que no va a ser una obra competitiva, hasta quedarte con un subconjunto que puedas leer con tiempo y profundidad.

¿Cómo se enmarca, en opinión suya, el Aniversario 50 de Casa de las Américas en el contexto del actual proceso históricolatinoamericano?

La Casa de las Américas ha tenido desde su creación un papel muy importante, es una institución creada muy al principio de la Revolución. El papel de la cultura latinoamericana en su lucha de liberación estuvo muy claro desde el principio. Recordemos que la fundadora de Casa de las Américas es una de nuestras Heroínas Nacionales, Haydee Santamaría, una de nuestras heroínas históricas, de manera que darle esa tarea de fundar la Casa y que se proyectara sobre la cultura continental, la rescatara, y ayudara a reforzar la identidad latinoamericana, eso estaba claramente en el proyecto revolucionario desde muy temprano. Lo importante no sería tanto decir que ese era el objetivo, o recordarlo, como decir que el objetivo ha sido cumplido por Casa. Se trata de una lucha por la Independencia inacabada, y por tanto la tarea de Casa está inacabada, sigue siendo el frente cultural de la Independencia de la América Latina y el Caribe, es muy importante recordar lo de “y el Caribe”, pues encaja aquí, dedica al Caribe un Premio, al Caribe anglófono. Esto es muy importante. Quería subrayar que si se ve en el caso de nuestro Premio, la Convocatoria no ha sido a la Independencia, sino a la Emancipación, que es un término más amplio, más complejo y que da cabida no sólo a la independencia política, sino a la liberación social y a la independencia cultural de la región, es decir, que da cabida a todas las dimensiones que están por rescatarse en la región. Es una visión sumamente amplia como para que la contemporaneidad quede incluida, es decir, la propia noción de que es una Emancipación inacabada coloca los temas en la agenda de hoy, de nuestros tiempos, está en el contexto actual y rápidamente se pueden explicar los procesos que actualmente transcurren en la región “como parte de” o “en contra de” ese proceso de Emancipación. Es una dimensión interesante de la visión que tiene Casa de las Américas al respecto y cómo la cultura, porque hay también una guerra cultural, hay también una guerra contra los medios, ideológica, y una lucha por resistir la penetración cultural, defender la identidad de nuestros pueblos, y todo eso es parte de la lucha cultural. Por tanto Casa es, digamos, un miliciano muy importante para nuestros pueblos en esa lucha.

¿Puede ofrecerme su apreciación en cuanto al papel de los medios de comunicación en nuestro país (Radio, Televisión, Internet) en cuanto al enfoque de la cultura, la historia y la realidad del actual proceso latinoamericano?

Ya en los años 30s los sociólogos advertían sobre el papel determinante que iban tomando los medios de comunicación en la formación de la conciencia social. Este es un fenómeno que ha hecho más que acrecentarse, cada vez las sociedades están más dominadas por la información que canalizan los medios de comunicación. Muy tempranamente la Revolución logró resolver el problema de los medios de comunicación social a través del proceso de nacionalización. Después mejorando el uso de estos medios, algo en lo que permanentemente estamos, pues los medios tienen que ponerse siempre a la altura del nivel del desarrollo cultural y educacional de
la población, que es cada vez más exigente, reclama una información más acabada, completa y elaborada, más objetiva. Eso está claro, de manera que los medios en Cuba están sujetos a ese desafío en su desarrollo. Juegan un papel muy importante en la formación de la opinión pública, como ya se sabe, y en este sentido también la Radio. Considero que la Radio sigue siendo un
instrumento fundamental entre los medios de comunicación social. Es verdad que la televisión se ha convertido en el medio de más impacto, pero no se puede subestimar a la Radio, aun hoy nosotros, con tantos canales de televisión, una programación que cubre todo el día, pero tú observas que en los centros de trabajo se oye la Radio, las personas de la tercera edad también. Cuando alguien se apodera de la televisión – jóvenes y niños – los demás adultos se
refugian  en la Radio. En los municipios de menor población del país, en todas partes tienen una radio, es decir, que la Radio sigue siendo un medio muy importante en la difusión de los mensajes en nuestra sociedad. Por tanto, hay que concederle mucha importancia. También saber que sigue siendo muy importante en América Latina, inclusive, se da el caso que mientras en América Latina la mayor parte de la televisión está totalmente controlada por grandes transnacionales y monopolios, subsiste una franja de radio popular, radios comunitarias, como un poder de información muy importante para la población. Yo creo que es importante rescatar eso, pues a veces hasta se pierde en el lenguaje; ya refiriéndose a los medios de comunicación social, algunos piensan en la televisión y ahora más recientemente en Internet. Todo eso es un desafío para la Radio porque el problema, creo yo, no es tanto tecnológico como de mensaje, es decir, la Radio tiene que ser capaz de transmitir un mensaje suficientemente importante y atractivo para retener a su auditorio. Este es mi punto de vista, recuerda que no soy un profesional de los medios.



Al calor de nuestra plática quedaron pendientes otras preguntas, pero interrumpimos el diálogo – dejado pendiente para un próximo encuentro en La Habana – porque los demás miembros del Jurado requerían su presencia. Aun así considero que fue un encuentro plenamente provechoso.