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Tía Rosa, la radio y los niños

Tía Rosa, la radio y los niños

La tía Rosa se parece a las fresquitas mañanas. Así lo creen muchos niños y niñas porque ella les amanece cantando de alguna manera. A los pequeñines de Cuba a través de las notas musicales que identifican la sección infantil del programa “Buenos Días” de Tele Rebelde. A los de Cienfuegos tempranito, igualmente de lunes a viernes, cuando la Tía, personalmente, les hace partícipes de su rincón de fantasías, maravillas, sueños  y canciones. Esa relación con el sol no es casual: ella se la ha ganado. Su tema “Amanecer Feliz” fue canción laureada nacionalmente en el Festival Cantándole al Sol. A través de sus programas radiales y presentaciones en público con la participación de sus niños y niñas, le han reconocido un espacio indiscutido en que quehacer artístico, donde van de la mano el sobrado talento, la constancia y ese amor maternal que caracteriza a toda su obra y a su quehacer cotidiano.
Para Rosa Campo Pérez, trabajar para y con los niños es un regalo; son ellos la fuente de sus inspiraciones, los que motivan esas ocurrencias que siguen haciendo de ella la muchachita enamorada de la música que en su Sancti Spiritus natal hizo que su papá le comprase una guitarra. Y es que Rosa tiene un talento innato y sus ocurrencias infantiles diría yo que son canciones sin música, cosas tremendas, como aquello de construirse una guitarra con un viejo palo de poner la bayeta, una caja vieja de talco Alborozo como caja de resonancia y unos cordeles de nylon que su papá utilizaba para pescar en el río Zaza, algo que admiró a Rafael Rodríguez, su primer maestro de música. Y otra guitarra con una tablita de queso crema, a la que le pintó los trastes y las cuerdas. Ingeniosidades tan elocuentes solamente caben en la imaginación de alguien que tiene a las musas como patrimonio personal.
Visitarla, como lo hice recientemente, y oírla hablar, es como empezar uno a sentirse niño de nuevo, porque a la Tía Rosa se le ocurren cada cosas… No se me olvida la anécdota de una noche – me contó – que en Cienfuegos había un apagón, y desde su balcón vio a una persona con una lámpara recargable puesta en la barbilla; aquello proyectaba una luz que le deformaba el rostro. Ella jamás supo quién era aquel sujeto, si hombre o mujer, pero la imagen que proyectaba se le ocurrió como un duende, y tan pronto vino la luz se puso a escribir para la radio sobre aquel personaje.  Lo mismo cuando la asesora Ibis Machado le sugirió de hacer un programa de radio, y ella le dijo: - “¿yo, hacer radio?, ¡si jamás se me había ocurrido!” – Ibis le insistió; Rosa, entonces, su puso a pensar y le dijo: - “¿sabes?, con una ropa vieja de mujer me salió una muchachita llamada Trapina, y con lo que fue un pantalón de hombre se me apareció Retazo. ¿Qué te parecen Retazo y Trapina? Oye, son magníficos amigos”.  
-    “¿Ya ves? – le respondió Ibis. “Y me decías que no aparecerían personajes para la radio”.
Aunque talento le abunda, Rosa se toma muy en serio la radio. Ella estima el medio y le siente gran respeto. No vacila al decir que cada vez que hace radio, lo mismo que al presentarse en público, vive una carga emocional increíble. Eso es normal para una artista que se propone dar – y lo consigue – dar lo mejor de sí con su obra.
Su primer programa en la radio fue “Pensaturno”, acá en Radio Ciudad del Mar, por el año 1993. Dos años más tarde ya estaba en el aire “Amanecer Feliz” para el cual escribió el tema que lo identificó, más tarde laureado y hoy reconocido dentro y fuera de Cuba. En 1997 comenzó “El rincón de la tía Rosa”, donde además de guionista, es conductora. Este programa tiene la particularidad de que los niños participan con ella, y generalmente se basa en los cuentos que narran sus canciones, siempre con una enseñanza, con una moraleja, porque formar futuros hombres y mujeres de bien constituye una meta del arte desarrollado por Rosa Campo.
Es una artista de talla completa. Premiada en varias ocasiones en eventos nacionales, como el Festival “Cantándole al sol” con su canción: “M con a, N con i, Maní”, obra con la cual recibió ocho importantes premios, entre ellos: Premio de composición, Premio de Cultura Comunitaria, Premio de la Radio y la Televisión y Premio a la Cubanía del Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana. En 1997 participó en el Tercer Encuentro Taller Internacional de Experiencias de Trabajo con niños y adolescentes efectuado en la Habana; allí presentó muestras de su taller: “Rosa nacida de los niños”, con los temas musicales que hasta el momento había compuesto a los infantes; una de sus canciones, titulada: “Monigoteando” se tomó como tema del evento y para un spot de la televisión.
En el acto inaugural del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, un coro gigante infantil interpretó su canción: “En aras de vivir”. Por petición de la guionista de la compañía infantil “La Colmenita” creo  una institución similar: “La Colmena azul”, posteriormente: Compañía infantil: “Parampampín”.
En 1999, invitada por el Instituto de la Música y acompañando al Coro Infantil: “Solfa” de la ciudad de la Habana asistió a las actividades por el Día del Árbol en la hermana República de Venezuela.  Fue invitada como personalidad de la Cultura al Espectáculo “Cantoría 2000” realizado en el Teatro Karl Marx. Como trovadora participó en la Tribuna Abierta Antimperialista reclamando el regreso del niño: Elián González. En el Festival Nacional de la Radio obtuvo el Segundo Lugar con el programa infantil: “El Rincón de La Tía Rosa”. Asistió como delegada al Primer Congreso de Cultura y Desarrollo realizado en el Palacio de Convenciones, y allí le fue entregado un diploma de asistente y tallerista como autora del tema: “El Rincón de la Tía Rosa”. Su presencia fue grata en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Jalisco, México en noviembre del 2002.
Rosa Campo ha trabajado para la televisión local, el telecentro Perlavisión, como guionista y conductora de espacios infantiles, pero no niega su predilección por la magia de la radio. Promotora de proyectos para niños, compositora, guionista, conductora, excelente intérprete y un ser extraordinario, ante todo, hacen de esta infatigable trabajadora del arte una personalidad a quien se le admira y respeta dondequiera que su obra llega y deja el sello duradero que la identifica.  La Tía Rosa, como todos la llamamos, es Rosa de los niños, de la música, la radio y de toda Cuba.

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