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Cuba Latino

Che por siempre hasta la victoria

Che por siempre hasta la victoria

Cuando el 8 de octubre de 1967 fue asesinado el Che en Bolivia, América Latina padecía ensombrecida por la desesperanza. A siglo y medio entonces del inicio de buena parte de sus guerras emancipadoras, el continente se desangraba económica y humanamente. En uno y otro punto de su geografía proliferaban las luchas guerrilleras, los movimientos de protesta obrera y estudiantil, la inconformidad. El viejo “status quo” se anquilosaba, y salvo Cuba con el triunfo revolucionario de 1959, nuestro continente y su área insular constituían el traspatio de Estados Unidos.
Grandes pensadores ilustres condenaban aquel inmovilismo neocolonial – explícito o discreto, pero siempre evidente -  y baste decir que la norma era que un Presidente fuese electo y, acto seguido, su primera visita fuera a Washington para rendir cuenta de su futura gestión. A lo largo del siglo XX se sucedieron hechos y sucesos en la historia latinoamericana, desde la lucha de Augusto César Sandino en Nicaragua, quien terminó siendo asesinado, hasta los sucesos del gobierno nacionalista de Guatemala que culminó con el golpe de estado que derrocara a su presidente Jacobo Arbenz. Recordemos, entre varias obras que invitaban a reflexionar la realidad latinoamericana, el ensayo titulado “El tiburón y  las sardinas”, de José Arévalo.
A partir del triunfo de la Revolución Cubana en 1959, las cosas comenzaron a cambiar. Hubo un fortalecimiento en las fuerzas políticas de la izquierda latinoamericana; el ejemplo soberano de Cuba sirvió de estímulo para saber que aun quedaba por hacer en estas tierras al sur del Río Bravo. La historia es conocida y la hemos presenciado o vivido muchos: golpes de estado, asesinatos políticos, fraudes electorales, terrorismo de estado. Recordemos los desmanes de las dictaduras militares en Brasil, Chile, Paraguay, Argentina y Bolivia, como la despreciable dictadura semidinástica del clan Somoza en Nicaragua; la de Trujillo en República Dominicana y la posterior invasión por parte de los Estados Unidos para arrebatarle la legítima presidencia a Juan Bosch.
Obviamente, la política de fuerza constituyó para las oligarquías latinoamericanas aliadas al Imperio, su más evidente signo de debilidad.
La presencia del Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara en Bolivia, es históricamente el más elevado signo de la resistencia latinoamericana y de su decisión de alcanzar la segunda y definitiva independencia. Es, más que una nueva independencia, conquistar la que tantas veces hubo de truncarse.
Al Che lo capturaron herido y, una vez prisionero, lo asesinó un esbirro del general Barrientos por órdenes expresas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) norteamericana.
La bala homicida que puso fin a la existencia física del Guerrillero Heroico sólo les valió para que el Che comenzara a vivir de un modo diferente, de manera tal que encarnó con más fuerza en el pensamiento patriótico latinoamericano. Che empezó a multiplicarse y esta nueva manera de vivir no podía ser apagada por ninguna mano asesina; empezó a vivir en las ideas y a extenderse como el más relevante signo contemporáneo de la causa independentista, símbolo inmortal porque las ideas justas no mueren ni pueden matarse.
El Che continúa vivo y multiplicado en cada persona honesta y patriota del mundo
El Che continúa vivo y multiplicado en cada persona honesta y patriota del mundo
Este 8 de octubre se cumplen cuarenta y dos años de la captura y muerte en La Higuera, Bolivia, de nuestro inolvidable Che Guevara. El dolor por la pérdida física temprana de un hombre valeroso, desinteresado y de pensamiento profundo, se justifica incluso después de tanto tiempo. Más los acontecimientos de esta época nos ofrecen una nueva lectura: Que el Che continúa vivo y multiplicado en cada persona honesta y patriota del mundo, y que hoy sus enemigos le temen mucho más que antes.
A partir de su muerte en Bolivia y el comienzo de su nueva dimensión de vida en corazones limpios y conciencias rectas de toda América Latina y el Caribe, Che vive junto a Bolívar, Martí, Morelos, O’Higgins, San Martín y muchos que, en su momento, fueron pensadores y hacedores del ideal de una América Latina soberana y unida.
América Latina y el llamado Tercer Mundo ya no son lo mismo que cincuenta, cuarenta o treinta años atrás. Como expresara una vez el Guerrillero Heroico: “esta gran Humanidad ha dicho basta y ha echado a andar”. Convencidos estamos de que él, con su viril ejemplo, encabeza esta marcha indetenible.

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