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Revolución Cubana, nuestra mayor conquista

Revolución Cubana, nuestra mayor conquista

Corre ya en el tiempo otro aniversario del Triunfo de la Revolución Cubana. Conmemoramos 55 años de un acontecimiento que marcó un giro trascendente en la vida de nuestro país. Proponerse un balance que abarque todos lo alcanzado en poco más de medio siglo es una labor titánica, porque no existe una sola realidad o acontecer de la vida de cubanas y cubanos que no lleve la impronta de estos años vividos.

Años y décadas de esfuerzo, de sueños, realizaciones, éxitos y también de reveses; de momentos en que valientemente todos, junto a Fidel, Raúl y la Dirección del Partido hemos reemprendido la marcha.

Precisamente, entre las cualidades que definen un proceso revolucionario verdadero y de honda raíz popular cuenta su amplia capacidad de rectificar, de reconocer errores, aceptarlos y seguir adelante con luz larga, mirando siempre al horizonte.

Cierta vez me comentó un entrañable amigo y maestro ya desaparecido físicamente, que si alguna proeza hemos tenido los cubanos es que nos atrevimos y logramos hacer una Revolución más grande que nosotros mismos. Con la reflexión de aquel profesor, ya hace más de cuarenta años, podemos ser aun más capaces de interpretar la esencia de nuestra razón de ser. Hacer una Revolución y emprender un proceso que nos sobrepasa en dimensión y altura es algo más que meritorio.

Progresivamente fuimos entendiendo la grandeza y monumentalidad de la obra iniciada en el Moncada, y que sigue creciendo  y madurando, pues sabemos que no se trata de un producto acabado, aunque sí justo y perfectible.

La Campaña de la Alfabetización inició el camino ascendente de Cuba en la conquista de la EducaciónSiempre que dialogo acerca de nuestras conquistas, en primer lugar salen a relieve los logros en la Educación, desde que con la Campaña de Alfabetización todos los que vivimos en este país aprendimos a leer y a escribir; la enseñanza llegó hasta el punto más elevado de nuestras montañas, hasta la costa más lejana del archipiélago y en cada punto habitado del país. Junto con la enseñanza – incluyendo nuestras Universidades - marchan de la mano los servicios de salud para todos los ciudadanos sin distinción: a partir del Primero de Enero de 1959 tener o no tener dinero jamás volvió a constituir la puerta cerrada o abierta para acceder a los mejores servicios de asistencia médica general y altamente especializada. Un tercer logro  es la masividad en la práctica del deporte, reconocido como la primera y por excelencia forma de medicina preventiva.

Continuar mencionando conquistas por todos conocidas haría interminable esta modesta reflexión. Son ciertamente muchas y sumamente valiosas.

Pero si cualquier ser humano, en cualquier parte del mundo me pidiera que mencionara una, solamente una, sin la menor vacilación proclamaría que sobre todas las demás, tan grandes, humanas y hermosas de por sí, está haber alcanzado nuestra plena y definitiva soberanía nacional. Sin ella, todo lo demás, por hermoso que sea, constituiría un artificio.

Es a partir de la independencia y la soberanía nacional, conquistada por primera vez en nuestra historia el Primero de Enero de 1959, que todo lo demás ha sido y continúa siendo posible. Por primera vez y para siempre, Cuba jamás ha tenido ni tendrá que pedir permiso a otra nación, por poderosa o amiga que sea, para ejercer su legítimo derecho a la autodeterminación.

La misma soberanía con la que decidimos un día, hace más de tres décadas, aportar al pueblo angolano la sangre generosa de nuestros soldados internacionalistas.

Cuba y sus jóvenes contribuyeron hace 30 años a la independencia absoluta de Angola y al fin del ApartheidHoy con modestia y a la vez con dignidad sentimos la satisfacción de haber contribuido al fin del ignominioso Apartheid impuesto a la mayoría negra en Sudáfrica, causa a la cual entregó toda su juventud y energías nuestro inolvidable hermano Nelson Mandela, recién desaparecido físicamente, pero vivo por siempre en el recuerdo de todos los seres humanos que tienen por vocación el decoro. Es la misma solidaridad soberana que hace presentes a decenas de miles de nuestros profesionales de la salud en diversas latitudes del mundo. Orgullosamente somos invasores del amor y la esperanza, allí donde reclaman nuestra presencia; desprovistos de armas destructivas y sí de sabiduría, inteligencia y buena voluntad para devolver la preciada salud a cuantos la necesiten a lo largo y ancho del mundo, al tiempo que abriendo de par en par las puertas de nuestros centros universitarios para que jóvenes de todos los confines, junto a los nuestros, se preparen para servir a sus pueblos.

Por razones como esas nuestros Cinco Héroes han sufrido, y cuatro de ellos, sufren injustas condenas en cárceles norteamericanas.

Esta Independencia, cierto, ha sido y es pagada al elevado costo de privaciones, sacrificios, un bloqueo tan injusto como soberbio que ha pretendido asfixiarnos por falta de los recursos más elementales; pero el sacrificio ha sido y es, a la vez, la mejor forma de merecerla.

Es admisible que no se puede echar toda la culpa al bloqueo; circunstancias subjetivas han condicionado también errores que aceptamos con valor y entereza, y nos abunda dignidad para rectificarlos.

No obstante la subversión y las campañas, Cuba Va conquistando sus sueños de justiciaLa Actualización del Modelo Económico Cubano es un nuevo paso en la profundización revolucionaria, no un retroceso; al contrario, es otro paso firme hacia delante. Es sacar experiencia de los errores, combatir desviaciones y ciertas formas de corrupción inherentes a todo proceso social del que ninguna sociedad, por justa que sea, queda exenta.

Esos errores son bien conocidos y trabajamos para enmendarlos. Rectificando errores y, cada vez que resulte necesario, rectificar las rectificaciones: Eso es Revolución.

Nos apoyamos para ello en la mayor de nuestras conquistas: la independencia y soberanía nacional.

Aunque en ocasiones haya cosas difíciles de entender, que para aceptarlas en su plena dimensión se requiera de paciencia y discernimiento; ya que al decir del viejo profesor y amigo, nos asiste el orgullo de haber hecho una Revolución más grande que nosotros mismos.

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