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Cuba Latino

El General Antonio, Titán de titanes

El General Antonio, Titán de titanes El 7 de diciembre de 1896, cayeron en combate en San Pedro, Punta Brava, el Lugarteniente General Antonio Maceo Grajales y su ayudante, el capitán Panchito Gómez Toro.

Un punto de la amada tierra cubana se bañó con la sangre del héroe de las guerras del 68 y el 95; del hombre cuya voz en 1878 encarnó la irrenunciable decisión de los cubanos por su independencia del yugo español.

El 15 de marzo de 1878 Antonio Maceo protagonizó la Protesta de Baraguá que desde la llanura camagüeyana proclamó al mundo la intransigencia revolucionaria heredada hasta nuestros días.

Maceo, el Titán de Bronce por el color mestizo de su piel, encarnó la más pura cubanía. Fue en sí mismo síntesis de nuestra esencia nacional. Antes del triunfo de la Revolución en 1959, los libros de historia nos lo hacían ver como el hombre valeroso que sin miedos empuñó el machete contra la horda colonial.

Nos daban una imagen mediatizada del insigne cubano que junto a su más que probado valor en el campo de batalla hizo galas de un pensamiento político profundo, como podemos leer en sus escritos. En aquella pretérita realidad parecía inadmisible concebir que un mestizo – y menos un negro – tuviese la claridad de pensamiento que tuvo el Titán de Bronce.

Al paso de muchos años la verdad se abrió paso; hoy conocemos y veneramos al patriota en toda su dimensión: la de su entrega total en la guerra y su profundo ideario, el mismo que le inspiró a arriesgar la vida centenares de veces.

Antonio Maceo, cubano íntegro y humilde nos legó una herencia encarnada por los asaltantes al Moncada, los expedicionarios del Granma, los rebeldes de la Sierra Maestra y los luchadores clandestinos de nuestras ciudades. Esa herencia también corresponde a nuestros combatientes internacionalistas en Angola y Etiopía y otros lugares, quienes con total entrega arriesgaron todo, ofrendando muchos sus vidas en aras de la independencia de pueblos hermanos y en la lucha contra el ominoso apartheid sudafricano.

El internacionalismo militante de Cuba fue como saldar una deuda histórica con nuestros antepasados africanos, su esclavitud y sufrimientos; fue también la gratitud por el nacimiento de cubanos y cubanas admirables, frutos de un mestizaje donde la sangre del África subsahariana se mezcló hermosamente con la de los descendientes de europeos; unión que dio lugar a la existencia de seres admirables, entre ellos Antonio Maceo.

El 7 de diciembre es relevante para nuestra historia; un día como éste, en 1989, aniversario 93 de las caídas en combate de Antonio Maceo y Panchito Gómez Toro,marcharon los cortejos fúnebres que llevaron hasta su última morada los restos de los combatientes internacionalistas que entregaron sus vidas en Angola, Etiopía y otras tierras hermanas. Cada municipio cubano cuenta con un Panteón de los Caídos por la Defensa, donde descansan también los internacionalistas cubanos.

Hoy nuestro quehacer internacionalista se manifiesta a través de la enseñanza y la salud que maestros, médicos, enfermeros y personal paramédico llevan generosamente a los más intrincados confines del mundo, con indiscutible altruismo, evidente, además, en la decisión de arriesgar sus vidas para combatir la epidemia del ébola en África.

Ellos y ellas, en las actuales circunstancias y con igual grado de amor y entrega, son frutos de las semillas plantadas por el General Antonio en 1896 y por nuestros internacionalistas en época reciente.

Ha sido y es una misma obra hecha realidadacorde a cada momento histórico. Junto al recuerdo de Maceo están el recuerdo y la honra a la Operación Tributo. Todos ellos hicieron posible que el heroísmo, un día con el machete, otro con las armas en la mano, haga que hoy los manuales para enseñar a leer y las batas blancas exterioricen al mundo su gesto de infinito amor.

Ello nos hace sentir orgullo por Maceo, nuestros héroes y mártires internacionalistas. Su preciosa sangre no se derramó en vano: ha fructificado abundantemente.

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