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La radio y su identidad

La radio y su identidad La identidad es lo que define a cualquier emisora de radio, la diferencia de las otras y distingue en su relación con los cooperantes, clientes y beneficiarios generales de sus productos comunicativos.

En el ámbito de la cultura organizacional, las marcas y logotipos son la expresión más conocida de alcance general a nivel mundial. Su establecimiento no es un hecho voluntarista, fortuito ni caprichoso, sino fruto de la bien pensada correspondencia que exista entre ellos, la misión institucional y su relación tanto interna como externa.

En la radio contamos – exceptuando las actuales posibilidades de Internet – con un solo canal para la emisión de productos comunicativos. Sin embargo, desde el punto de vista de esa forma de expresión, como de sus vínculos con otras entidades y personas, las circunstancias aconsejan la adopción de elementos visuales y sonoros que destaquen la naturaleza, misión y propósitos de cada radioemisora.

En el caso específico de nuestra Radio Cubana, hay buenos ejemplos de cómo en el aspecto sonoro se manifiesta la identidad corporativa de cada radioemisora. Por ejemplo, Radio Rebelde posee el lema "Rebelde, Emisora de la Revolución"; Radio Progreso, "La Emisora de la Familia Cubana";CMHW en Santa Clara, "W, la Reina Radial del Centro"; Radio Ciudad del Mar, "Una Brisa en tu Dial". En estos casos y otros a citarse expresa lo que podemos definir como nombre de marca – institucionalmente hablando – de cada radioemisora. Hasta aquí todo está bien.

La situación se complica – y daña el nombre de marca – cuando programas de radio aislados pretenden crear sus propios lemas o slogans, haciéndolo al margen del que como identidad general poseen las radioemisoras donde ellos se originan. Es válido que un programa instaure su propio nombre de marca a partir del superobjetivo que le da su razón de ser; lo que no me parece lícito es ignorar el nombre de marca – lema de identificación de la emisora – y se le sustituya a capricho por otro diferente.

No olvidemos que entre programas y programación es imprescindible la existencia de un vínculo o relación sistémica donde – sin la pérdida del sello de cada programa –se haga manifiesta la pertenencia a un todo.

En otro aspecto, el lema comúnmente aceptado en una emisora debe aparecer - ¡siempre! – en su logotipo; ese y únicamente ese, de manera invariable. Desde su letrero o lumínico externo, el cual no debe ignorar jamás sus siglas radiales conferidas por las autoridades de Comunicación, junto al nombre como tal de la radioemisora y el lema que la identifica.

La expresión gráfica de cada institución radial exige una traducción sonora equivalente. Para ello, a la hora de crearlas, resulta importante considerar junto con la misión y el propósito, una construcción gramatical armónica con el sonido adecuado para su intelección auditiva.

En cuestiones de identidad radial, tanto en contenidos como en forma, no hay cabida para ambigüedades; mucho menos para slogans o lemas que – tal vez sin ser su pretensión – intenten suplantar con impostura lo que identifica tanto al todo como a las partes.

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