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Giustino Di Celmo vivirá por siempre en Cuba

Giustino Di Celmo vivirá por siempre en Cuba

Cuando la noche del primer día de septiembre se posaba sobre la Isla, una noticia dolorosa sacudió a Cuba. Giustino Di Celmo, el padre de Fabio, entraba en el eterno descanso,  tras 94 años de una actividad intensa y cruelmente lastrada por el indescriptible dolor ante la pérdida de un hijo.

Dio su último adiós exactamente tres días antes de conmemorarse 18 años de uno de varios actos terrorista perpetrados en La Habana que costara la vida a su hijo.

Cuánto dolor para aquel hombre sencillo y noble, ya entonces de edad avanzada quien experimentó semejante sacudida tan inesperada como cruel.

Manos asesinas, en su empeño por sembrar el terror en Cuba, buscando a toda costa dañar la actividad turística internacional se ensañaban entonces – práctica habitual de hordas mafiosas –contra puntos seleccionados de nuestra ciudad capital.

Actos así contra nuestro país los registra la historia por decenas: La Coubre, en marzo de 1960; el incendio de la tienda por departamentos El Encanto, en 1961; la voladura en pleno vuelo de una nave de Cubana de Aviación el 6 de octubre de 1976, y el 8 de mayo de 1980, el incendio contra el Círculo Infantil Le Van Tan, en Marianao, que puso en peligro las vidas de quinientos setenta niños y niñas.

Esa sanguinaria historia se repitió una y otra vez en muchos lugares de nuestro país, un mismo método asesino para hacer que el terror se apoderase de cubanos y extranjeros que nos visitaran.

En tantos años durante los cuales tuvimos que defendernos, los métodos mafiosos no cambiaron; tampoco cambiaron la integridad y el valor de nuestro pueblo y su Revolución para hacerles frente con toda energía.

Quienes por todo ese tiempo se alimentaban del odio, querían beber la sangre de sus víctimas y las lágrimas de sus seres amados.

A Giustino le tocó dolorosamente ver derramada la sangre de su hijo Fabio, un joven lleno de sueños como a lo que todo ser humano tiene derecho, y que manos asesinas se los arrancaron para siempre. A Giustino le tocó ser uno más de quienes con lágrimas pagaron una inmerecida cuota de dolor.

Al leer la noticia y conocer la integridad de este hombre, caracterizada por su vocación de paz, algo demostrado por su participación en la lucha contra el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial, entendemos claramente todo su posterior actuación en la lucha por el regreso del niño Elián González  con su padre, en aquellos años secuestrado por la mafia terrorista miamense, y por la liberación de nuestros cinco hermanos antiterroristas prisioneros de manera injusta en cárceles de los Estados Unidos y hoy felizmente en nuestra Patria como símbolos de que la lucha por la paz es larga pero valedera.

Su plena identificación con la Revolución Cubana y su proyecto social le hicieron merecedor de la militancia del Partido Comunista de Cuba, considerándose su otorgamiento a petición suya, como condición excepcional, pocos días después de haber perdido a su hijo.

Al mencionar a Giustino vemos en él la imagen de luchadores internacionalistas de otros países, solidarios con Cuba, y recordamos seres de la talla de Henry Reeve y tantos más. Giustino Di Celmo se suma a esa incontable lista de personas generosas y de paz que dentro o fuera de Cuba se han mantenido junto a nosotros. Por razón tan poderosa, Giustino vivirá por siempre en Cuba.

Gracias, Giustino, por haber amado tanto a Cuba. Descanse en Paz.

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