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No existe nada que temer

No existe nada que temer

El pueblo de Cuba comenta en muchos de sus espacios de reflexión sobre el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos. Muchos afirman que al fin hubo un presidente en el país norteño con la valentía suficiente para echar abajo una política hostil que tanto daño hizo a la gente común de ambas orillas.

Cierto que el proceso hacia la total normalización es un camino largo; no es posible curar de un día para otro, todas las heridas que dañaron la piel y el alma nacionales.

Sin los descalabros de las anteriores administraciones de Estados Unidos, nuestro proyecto social habría avanzado más; los gastos para salvaguardar la integridad territorial y la soberanía de Cuba provocaron que fuerzas, recursos e inteligencia se ocuparan en la defensa.

Puede que aquellos obstáculos levantados en contra nuestra sirvieran para inmunizarnos contra las patologías ideológicas y pseudoculturales que continuamente han tratado de inocularnos.

A pesar de todo, hoy las cubanas y cubanos disfrutamos de una nación que – con necesidades, sí, no lo negamos – muestra índices de salud elevados, más que muchos países desarrollados; nuestras niñas y niños tienen escuelas; los índices delictivos no son un problema.

Más aún: somos un país soberano. Hemos alcanzado un nivel de sabiduría y conciencia como pocos países, y ello gracias a la Revolución.

Y en este paradigmático devenir, la cultura se irguió como escudo y espada, tomando como referentes el apego a una tradición  artística, patriótica e independentista,  sembrada por Perucho Figueredo en las notas de nuestro Himno Nacional.  

Dentro de unas décadas más -cuando se escriba desde la lejanía del tiempo nuestra historia-, quienes vivamos entonces sentiremos el orgullo de haber sido protagonistas de un brillante capítulo que jamás se cerrará sino que con energía renovadora va a prevalecer en continua renovación.

Pertenecemos a una generación que siente cerca a Martí, Fidel, Raúl, Camilo, Che; a los Cinco Héroes; a los internacionalistas cubanos que ofrendaron sus vidas por la libertad de pueblos hermanos del África; a los que hoy llevan la salud y la luz del saber a lugares distantes.

Hay muchos de estos héroes anónimos entre nosotros; igual que nosotros mismos nos sentimos representados por ellos.

El futuro, el mañana, eso que hacemos un día tras otro muchas veces provoca involuntarias dudas, incluso temores. En cada individuo, lo mismo que en grandes conglomerados, la incertidumbre por el “que pasará” forma parte del pan cotidiano.

Al mismo tiempo vale pensar que en ocasiones los miedos a los demonios  provocan más daños que el demonio mismo. Un proceso de entendimiento como el que hoy experimentamos es algo difícil, seriamente complicado.

De un día para otro no pueden sanar heridas que, por antiguas, no dejan de ser profundas y en muchos casos, traumáticas.

No debemos olvidar - ni jamás lo haremos-, nuestro pasado glorioso; recordarlo siempre servirá para salvaguardar la patria, es el antídoto esencial contra los males que pueden irrumpir desde afuera, y también desde adentro.

En cambio, vale considerar que una vía a la normalización de las relaciones implica, en primer lugar, desprendernos -sin dejar de ser cautos-, de la imagen de un enemigo acechante, ladino y malvado. Si mantenemos como divisa principal los resquemores y las dudas, difícilmente podamos edificar una nueva realidad de convivencia.

Existen temores en no pocos acerca de la penetración cultural. Al respecto nuestra nación siempre deberá mantenerse a la ofensiva en la preservación de su patrimonio material e inmaterial;  mas tampoco llegar al clímax de miedos paralizantes. Si no, vayamos a la historia.

Desde 1902 nuestro pueblo enfrentó el neocolonialismo cultural, y hubo figuras que se alzaron contra los desmanes de entonces.

La Generación del Centenario nació y se forjó en una república mediatizada y penetrada por un modo de vida impuesto desde afuera, sin que ello fuese impedimento para erigirse portadora de los valores, la dignidad y el orgullo patrióticos.

¿Cómo será  posible que hoy, con un fruto y una obra -palpables y para bien de todos-, puedan ser peores y más efectivos los intentos que pretendan destruirnos?.

Hoy contamos con una obra que es resultado de sacrificios, sudores y sangre; una obra coprotagonizada por el pueblo de Cuba a cuya vanguardia han marchado y continúan los fundadores de nuestro proyecto de nación.

Si hoy contamos con un legado histórico-cultural y una realidad palpable, los cantos de sirena no harán mella sobre la indestructible armadura de nuestros valores y principios.

Debemos, necesitamos y queremos defender nuestra identidad nacional; no como actitud reactiva ante desafíos futuros, sino como gesto proactivo y de principios que nos acompaña en cada jornada.

En todo momento habrá desafíos, pero nada hay que temer. Sí debemos alzar la guardia contra errores y desaciertos propios a los que la realidad contemporánea puede inducirnos.

Un proceder sabio, actuación inteligente, fidelidad y consecuencia ante principios y valores patrios que jamás serán negociados; eso sí, no el temor a lo que la otra parte pudiera pensar.

Evaluemos y juzguemos acciones, no intenciones. Evaluemos, reflexionemos y asumamos las decisiones más sabias. Poseemos una reserva moral evidente en la práctica y el actuar de cada día.

Afrontemos la realidad sin temores. Somos un pueblo de héroes y heroínas; hemos sido capaces de forjar un proyecto más grande que nosotros mismos y esa tan atrevida y valiente realidad disipa todo temor.

La fuerza de nuestras ideas como principios innegociables constituye el más poderoso antídoto para cuánto de dañino o adverso pueda parecer el día de mañana.

La realidad cubana es irreversible; nuestra soberanía nacional se acrisola ante cada reto, en cada victoria.

Sin pecar de ingenuos, no hay nada a qué temer. Confiamos en todos y cada uno de nosotros, ahí está nuestra fuerza principal.

Zenaida Romeu, una noche esplendorosa al frente de la Orquesta Sinfónica de República Dominicana

Zenaida Romeu, una noche esplendorosa al frente de la Orquesta Sinfónica de República Dominicana

(Tomado de Diario Libre de Santo Domingo, por Alfonso Quiñones)

Tras una entrada alegre y brillante, con “Candide” (Bernstein) servida en su batuta, Zenaida Romeu, primera directora sinfónica de Cuba, enseñó en el primer escenario de República Dominicana -Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional- su estilo enérgico y lírico al frente de una orquesta sinfónica y su profundidad cultural.

“Candide” era el saludo jovial de quien ha innovado al incluir el desenfado y el desencartonamiento gestual, primero con el coro Cohesión y luego con su Camerata Romeu; y también con la imagen física, al proponerse llamar la atención en el Concierto oratorio que dirigió con Michel Legrand al piano y una gran orquesta con coro y varios de los más importantes músicos cubanos del jazz: cabello muy corto y tacones bien altos, con el logro del piropo de Legrand: “Zenaida tiene la maestría de simplificar lo complejo, de hacer fácil lo que es difícil. Estoy muy sorprendido por esta versión del Concierto oratorio, nunca antes dirigido de esa manera”.

El violinista Leonardo Mercado debutó como solista la noche del miércoles, dirigido por Romeu en el Concierto No.1 para violín y orquesta, de Sibelius. Si bien el comienzo fue algo inseguro, sobre todo en el primer movimiento (gestos como rascarse la cabeza en una ocasión lo delataban), ganó en seguridad tras el solo después del pasaje de los chelos y contrabajos. Al entrar las maderas y abrirse el diálogo a las cuerdas, el instrumento central se ahogaba. En el segundo movimiento fue tomando aire y firmeza, y ya el tercer movimiento logró salir airoso de un reto, quizás el mayor que ha tenido en su vida, demostrando su potencialidad como solista, su valentía artística y la necesidad de un instrumento mejor a la altura de retos similares. Ahora sólo falta fogueo y nuevos chances. Sin dudas una excelente política: dar espacio a los jóvenes solistas de la OSN.

La Sinfonía No. 5 de Shostakovich demanda un nivel de profundidad intelectual, capaz de transmitir la riqueza de sentimientos y los malabares que tuvo que hacer el compositor para enmascarar su verdadera intención, en épocas de represión despiadada y de sentirse perseguido por la oficialidad. Pintó una capa realista socialista tras una especie de mea culpa (como 30 años después haría en el Caribe el poeta Heberto Padilla), y debajo expuso esa gama de sensaciones y discursos, incluidos gritos y tristeza, que el pueblo quería expresar y supo encontrar en la obra. Rostropovich contó que la ovación del estreno en San Petersburgo duró unos 40 minutos.

Aquí la intensa y fiel ejecución de la OSN dirigida por Romeu no recibió tantos minutos de ovación, pero la agrupación sonó crecida, cohesionada y espléndida y la directora vino, dirigió y triunfó.

¡Feliz estancia en Cuba, Santo Padre!

¡Feliz estancia en Cuba, Santo Padre!

Su Santidad, el Papa Francisco ya está en suelo cubano. A su arribo tuvo el más cálido recibimiento por parte de las autoridades de nuestro país y pueblo que le admira y le demuestra su hospitalidad y respeto.

El máximo representante de la Iglesia Católica realiza su visita Pastoral como Misionero de la Misericordia, esa virtud de la caridad cristiana de acompañamiento a todo ser humano como testimonio de un amor, más que sentimental, evidencia actitud y compromiso de vida personal y comunitaria.

Días previos a su llegada me atrajo conocer el significado etimológico de la dignidad de Pontífice que hoy ostenta Francisco. Buscando hallé que pontifex es un vocablo latino compuesto por la unión de las voces pontis y facere, que significan respectivamente “puente” y “hacer”; de modo que Pontífice puede ser traducido como “constructor o hacedor de puentes”. Y no necesariamente los conocidos como frutos de la ingeniería civil sino aquellos conducentes al entendimiento y la fraternidad entre naciones y seres humanos, pilares estos donde descansan las bases de la justicia y la paz.

Es sabido el rol del Papa Francisco en el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, así como los llamados suyos y de sus predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI para el cese del bloqueo que por más de medio siglo Estados Unidos ha impuesto al pueblo de Cuba. Un sentido de justicia y sentido común desde aquel enero en 1998 cuando Juan Pablo II clamó: “que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba”.

La presencia papal por tercera vez en Cuba da fe de las excelentes relaciones entre el Vaticano y nuestro país; de cuánto en la Santa Sede se estima y valora a Cuba y su reconocimiento hacia nuestro laborioso pueblo; de cuánto aquilata el rol desempeñado por este pequeño archipiélago en múltiples áreas del mejoramiento humano, desde la ayuda médica a cualquier confín del mundo por difíciles que sean las circunstancias, hasta la mediación cubana en las conversaciones entre el Gobierno Colombiano y las FARC-EP; la presencia de maestros y maestras cubanos que llevan la luz de la enseñanza a muchas partes del mundo; la Escuela Latinoamericana de Medicina donde también estudian jóvenes de otros continentes, y la voz cubana que se levanta en foros mundiales clamando por salvaguardar el planeta de una catástrofe ecológica.

Al leer Pontífice, se entiende como la Iglesia prosigue en su empeño por tender puentes entre seres humanos sin distinción de nacionalidad, credo, sexo o color de la piel. Un propósito de erigir, a su vez, el puente espiritual que conduce a cada creyente a la presencia de Dios.

Se me ocurre pensar que Cuba, “de facto”, está investida también de un pontificado terrenal con muchos puntos de coincidencia con el proyecto Cristiano. Cuanto hace este país dentro y fuera de sus fronteras no es otra cosa que tender puentes para una vida con mayor calidad y dignidad. Enseñar a leer y a escribir, curar enfermos y promover la Paz son tareas de ese pontificado secular practicado por Cuba, que está resumido en su opción por los más pobres y desposeídos del orbe.

La presencia de Su Santidad Francisco como el primer Papa latinoamericano que nos visita y estos sólidos lazos en común,  hacen posible el éxito de esta visita.  

Nos honra a creyentes y no creyentes su presencia en esta tierra, en la Cuba de la Santísima Virgen María de la Caridad del Cobre. Sin lugar a dudas nuestra Patrona está de fiesta  con tan distinguido visitante.

Estamos convencidos de que al concluir estas intensas jornadas, el Sumo Pontífice partirá con alegría y dejará una parte importante de sí entre nosotros como Misionero de la Misericordia.

¡Feliz estancia en Cuba, Santo Padre!

Treinta y cinco años del vuelo espacial conjunto Cuba-URSS

Treinta y cinco años del vuelo espacial conjunto Cuba-URSS

Recuerdo la tarde de aquel 18 de septiembre de 1980, alrededor de las 5 de una bella tarde cubana. Pusimos el televisor y recibimos la sorprendente noticia: el primer cosmonauta cubano circunvolaba el espacio estelar; le acompañaba un astronauta soviético.

Hacía poco menos de dos horas que la nave despegaba llevando a bordo al cubano Arnaldo Tamayo Méndez y al soviético Yuri Romanenko.

La misión concluyó el 26 de septiembre. Fueron nueve días en que Cuba y Latinoamérica – por primera vez en la historia – tuvieron uno de sus hijos en el espacio.

Arnaldo Tamayo Méndez encarnó, durante aquellas jornadas, a todo un continente multicultural; a sus ancestros y descendientes.

Los cubanos y cubanas, en primer lugar, experimentamos la emoción de contar con un compatriota en el espacio cósmico; así seguimos de cerca cada instante de aquella travesía a bordo del complejo orbital Saliut 6-Soyuz 37, que contaba también con sus dos tripulantes, los cosmonautas Leonid Popov y Valeri Riumin.

Junto a Tamayo también viajó al cosmos la ciencia cubana, ya que entre los propósitos de la misión estuvo la realización de varios experimentos pensados por científicos cubanos, encargados también del diseño y la construcción de los equipos destinados a aquel fin.

La ciencia cubana estuvo representada aquella vez por el Instituto de Investigación Técnica Fundamental, la Universidad de La Habana, el Instituto de Geofísica y Astronomía, el Centro Nacional de Investigaciones Científicas, el Instituto Técnico Militar, el de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar, y el INDER.

Nuestro compatriota ocupó el número 97 entre los seres humanos que hasta la fecha habían salido a explorar el Universo, y Cuba se convirtió en el noveno país a escala mundial en contar con un cosmonauta.

Este acontecimiento está inscrito en nuestros anales científicos; también en nuestra historia como nación porque hubo importantes premisas que posibilitaron su realización.

Arnaldo Tamyo y Yuri Romanenko protagonistas del Vuelo Espacial Conjunto Cuba-URSS;Arnaldo Tamyo y Yuri Romanenko protagonistas del Vuelo Espacial Conjunto Cuba-URSS;En primer lugar la condición soberana de Cuba, gracias al Triunfo de la Revolución, abrió las puertas para el desarrollo de la investigación y experimentación científicas – propósitos que hoy muestran logros indiscutibles en los campos de la biotecnología y la medicina- y, como cuestión igualmente innegable, el desarrollo de sólidos vínculos de hermandad y solidaridad con la ex Unión Soviética; relaciones que se mantienen con el pueblo ruso y con las repúblicas que formaron parte de aquella gran unión de naciones concebida por Vladimir Ilich Lenin.

El tiempo no borrará jamás las horas y años gloriosos de aquella amistad; nuestra gratitud prevalece y vence la prueba del tiempo. Es un pasado que no debemos olvidar, porque pertenece a nuestra memoria histórica.

Y es muy cierto, la historia no se detiene, todo avanza de manera contínua, independiente de nuestras conciencias y voluntades.

Cada día nos ofrece retos y realidades renovadoras; los tiempos cambian como también las circunstancias, no así los principios, sellados estos bajo el signo de la gratitud merecida, así como de las experiencias pasadas que constituyen un valioso aprendizaje.

Es por todo esto que el aniversario quince del Vuelo Espacial Conjunto Cuba-URSS debemos festejarlo con toda la dignidad, orgullo y satisfacción que por siempre merecen.

Giustino Di Celmo vivirá por siempre en Cuba

Giustino Di Celmo vivirá por siempre en Cuba

Cuando la noche del primer día de septiembre se posaba sobre la Isla, una noticia dolorosa sacudió a Cuba. Giustino Di Celmo, el padre de Fabio, entraba en el eterno descanso,  tras 94 años de una actividad intensa y cruelmente lastrada por el indescriptible dolor ante la pérdida de un hijo.

Dio su último adiós exactamente tres días antes de conmemorarse 18 años de uno de varios actos terrorista perpetrados en La Habana que costara la vida a su hijo.

Cuánto dolor para aquel hombre sencillo y noble, ya entonces de edad avanzada quien experimentó semejante sacudida tan inesperada como cruel.

Manos asesinas, en su empeño por sembrar el terror en Cuba, buscando a toda costa dañar la actividad turística internacional se ensañaban entonces – práctica habitual de hordas mafiosas –contra puntos seleccionados de nuestra ciudad capital.

Actos así contra nuestro país los registra la historia por decenas: La Coubre, en marzo de 1960; el incendio de la tienda por departamentos El Encanto, en 1961; la voladura en pleno vuelo de una nave de Cubana de Aviación el 6 de octubre de 1976, y el 8 de mayo de 1980, el incendio contra el Círculo Infantil Le Van Tan, en Marianao, que puso en peligro las vidas de quinientos setenta niños y niñas.

Esa sanguinaria historia se repitió una y otra vez en muchos lugares de nuestro país, un mismo método asesino para hacer que el terror se apoderase de cubanos y extranjeros que nos visitaran.

En tantos años durante los cuales tuvimos que defendernos, los métodos mafiosos no cambiaron; tampoco cambiaron la integridad y el valor de nuestro pueblo y su Revolución para hacerles frente con toda energía.

Quienes por todo ese tiempo se alimentaban del odio, querían beber la sangre de sus víctimas y las lágrimas de sus seres amados.

A Giustino le tocó dolorosamente ver derramada la sangre de su hijo Fabio, un joven lleno de sueños como a lo que todo ser humano tiene derecho, y que manos asesinas se los arrancaron para siempre. A Giustino le tocó ser uno más de quienes con lágrimas pagaron una inmerecida cuota de dolor.

Al leer la noticia y conocer la integridad de este hombre, caracterizada por su vocación de paz, algo demostrado por su participación en la lucha contra el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial, entendemos claramente todo su posterior actuación en la lucha por el regreso del niño Elián González  con su padre, en aquellos años secuestrado por la mafia terrorista miamense, y por la liberación de nuestros cinco hermanos antiterroristas prisioneros de manera injusta en cárceles de los Estados Unidos y hoy felizmente en nuestra Patria como símbolos de que la lucha por la paz es larga pero valedera.

Su plena identificación con la Revolución Cubana y su proyecto social le hicieron merecedor de la militancia del Partido Comunista de Cuba, considerándose su otorgamiento a petición suya, como condición excepcional, pocos días después de haber perdido a su hijo.

Al mencionar a Giustino vemos en él la imagen de luchadores internacionalistas de otros países, solidarios con Cuba, y recordamos seres de la talla de Henry Reeve y tantos más. Giustino Di Celmo se suma a esa incontable lista de personas generosas y de paz que dentro o fuera de Cuba se han mantenido junto a nosotros. Por razón tan poderosa, Giustino vivirá por siempre en Cuba.

Gracias, Giustino, por haber amado tanto a Cuba. Descanse en Paz.

25 de Mayo: Día Mundial de África

25 de Mayo: Día Mundial de África Desde 1963 cada 25 de mayo se celebra el Día Mundial de África. Hace hoy 52 años, 32 líderes de estados africanos reunidos en Addis Abeba, capital de Etiopía, tras la disolución de la Unión de Estados Africanos, constituyeron lo que hoy es la Unión Africana, que en un principio se denominó Organización de la Unidad Africana. El acontecimiento marcó un punto de giro en la historia del continente; comenzó con él una historia concebida bajo el signo de la diversidad nacional, de culturas y sociedades.

A poco más de medio siglo, el ideal panafricano sigue siendo un sueño. Las causas de esto radican en el subdesarrollo desigual exportado allí por las viejas potencias europeas a sus antiguas colonias, la penetración de las transnacionales capitalistas y la desigualdad impuesta dentro de cada etnia y nación. Durante siglos África fue la fuente de materias primas y fuerza de trabajo esclava. Jamás pueblo alguno – al sur del Sahara – sufrió tanto desgarramiento humano y afectivo como un gravamen más, inhumano y cruel, al ya en demasía soportado por la presencia colonial y neocolonial.

Resulta paradójico admitir que el continente más rico del planeta sea también el más pobre y humillado. Con las riquezas que se le arrebataron se construyeron palacios y rascacielos; escasas familias acaudaladas rebosaron sus arcas, y encima de ello los nacionales africanos resultaron discriminados en su propia tierra como nadie lo hubo sido jamás.

En el aspecto cultural el mundo le debe mucho al África. En la cuenca hidrográfica del Tigris y el Éufrates reposa el comienzo de la historia humana. Desde allí el homo sapiens se extendió por el mundo, reproduciéndose y diversificándose. África es cuna de las tres grandes religiones monoteístas, y sin el menor escrúpulo los grandes intereses del capital internacional las utilizan para enfrentar entre sí a su gente.

Si hace siglos África fue la principal fuente de trabajo esclavo y materias primas, hoy su región septentrional es la principal víctima de discordias inducidas para mantener la división interna y hacer más fácil la penetración foránea.

Luego del fin de la Segunda Guerra Mundial, y con la debilitación de las viejas potencias coloniales de Europa, se desarrollaron los movimientos de liberación nacional que dieron al traste con muchos estatus coloniales, tanto en la zona septentrional como meridional del continente. En algunos casos surgieron gobiernos de corte progresista; en otros se sustituyó un yugo por otro más sutil, pero no menos implacable.

En la década de los 70s del siglo XX países como Angola y Etiopía vencieron – el colonialismo uno, el sojuzgamiento imperial entreguista otro – y con la presencia internacionalista cubana se coadyuvó a su consolidación; con una elevada cuota de sacrificio se alcanzó la independencia de Namibia y Zimbaue, y finalmente se dio al traste con el ominoso estado de apartheid impuesto en Sudáfrica.

A pesar de tantos avances en materia de soberanía nacional, al continente africano le queda un largo camino a recorrer, ahora que es independiente; sus diferencias étnicas y culturales necesitan transformarse en factores de unidad, en lugar de manzanas de la discordia. Es un camino difícil, pero posible. Puede que mientras más difícil parezca, más imperioso y necesario sea que se materialice la unidad africana desde su diversidad, no vista como contradicción sino como riqueza que todos deben apreciar, en primer lugar los propios africanos.

Como antes en los momentos difíciles durante las luchas por la liberación nacional, cuando sangre cubana fertilizó tierras argelina, congoleña, angolana, etíope y de otras naciones, hoy en la paz el internacionalismo cubano está presto y atento, con una mano amiga extendida para el acompañamiento en el desarrollo de la salud, la educación, los deportes y muchas ramas de la colaboración económica y cultural.

El 25 de mayo, Día Mundial de África, invita a la reflexión y a que todos los pueblos del mundo reconozcamos que nuestra identidad cultural y nuestra propia sangre son portadoras de un significativo componente africano, que la sensatez y el sentido de justicia impiden obviar. La celebración es de todos; el compromiso, también. De alguna manera todos somos África y estamos en deuda con ella.

Cubanos y cubanas abrazando la Patria de Lenin

Cubanos y cubanas abrazando la Patria de Lenin Este 9 de mayo el mundo celebra la Victoria sobre el Fascismo. Son 70 años de la Gran Guerra Patria protagonizada por el ejército y pueblo soviéticos que, luego de expulsar a los nazis de su territorio arremetieron contra ellos liberando todo el Este de Europa, hasta provocar la rendición de las hordas hitlerianas.

Hoy no existe institucionalmente la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y aquel legado heroico es heredado por la actual Federación Rusa, que honra un glorioso pasado salvador de toda la humanidad; de lo que habría sido el tormento más terrible de la historia universal.

El género humano como especie biológica debe gratitud eterna a aquel sacrificio, y tomando palabras del compañero Fidel en su más reciente reflexión..."profunda admiración por el heroico pueblo soviético que prestó a la humanidad un colosal servicio". Una nación de la cual 20 millones de sus hijos entregaron sus vidas en aras del bien de todo el mundo.

Los cubanos y cubanas tenemos en particular una gratitud eterna con la Patria de Lenin. Además de esa de dimensión universal por haber derrotado el nazi-fascismo, profesamos una en particular por haber acudido en ayuda solidaria de nuestro pueblo cuando fuerzas oscuras imperialistas acechaban para destruir el proyecto social escogido por nuestro pueblo a partir de enero de 1959.

En cada minuto, en cada segundo por difícil que fuese, estuvo tendida siempre la mano amiga y desinteresada de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Desde entonces nos unen lazos económicos, culturales y estratégicos indestructibles; y mucho más nos hermanan lazos afectivos de una solidaridad a toda prueba.

Por tan consistentes razones nuestro Presidente, el General de Ejército Raúl Castro Ruz expresó al Presidente del Gobierno ruso, Dimitri Medvedev emotivamente: "Yo no podía faltar a esta celebración".

Junto a la Victoria sobre el Fascismo protagonizada en 1945 por la U.R.S.S., también celebramos 55 años del establecimiento de relaciones diplomáticas entre nuestros dos países. Allá en Moscú está Raúl ratificando los fuertes e indestructibles lazos entre Cuba y Rusia; en Raúl están representados este 9 de mayo cubanos y cubanas que saludamos con cariño a la Patria de Lenin; allí estarán, mientras desfilan los soldados y oficiales del Ejército de la Federación Rusa, nuestros corazones latiendo al unísono.

Nuestra amistad es sólida, son vínculos que la distancia geográfica y los años fortalecen cada día más.

¡Elecciones! Un nuevo Girón

¡Elecciones! Un nuevo Girón Este domingo 19 de abril ejercemos nuestro derecho sagrado al sufragio. En todo el país elegimos a los Delegados de Circunscripción que a su vez conformarán las Asambleas Municipales del Poder Popular. Votar es un derecho y un deber ciudadanos.

Nuestros candidatos fueron nominados libremente por el pueblo mediante asambleas de vecinos. Fueron nominados entre los mejores ciudadanos, caracterizados por su ejemplaridad laboral, estudiantil y social; por ello no necesitaron de campañas mediáticas ni de sumas millonarias, pues sus biografías dicen todo de ellos. Los cubanos y cubanas gozamos de la más amplia madurez política para saber en quienes depositamos nuestra confianza.

Con el Triunfo de la Revolución gozamos de una democracia participativa, de carácter directo que propicia una participación ciudadana permanente en la toma de decisiones; nuestros medios de difusión masiva están al servicio de un periodismo revolucionario, y en gran parte de nuestra programación radiofónica el pueblo tiene la palabra para opinar, criticar y formular propuestas de solución a los problemas que con valentía admitimos aún prevalecen en nuestra sociedad.

La democracia participativa nada tiene que ver con grupos sectarios ambiciosos de poder; es, en síntesis, el poder en manos del pueblo, y como aquella consigna actual: ¡ese sí es poder!

Coincide este nuevo acontecer electoral con el aniversario 54 de la Victoria de Playa Girón, cuando bajo las guías de Fidel y Raúl nuestros aguerridos milicianos derrotaron en menos de 72 horas al enemigo que pretendía regresarnos al pasado ominoso de explotación, discriminación y neocolonialismo.

Como aquel lejano día – siempre presente en nuestra memoria popular e histórica -, este 19 de abril de 2015 libramos una nueva batalla, es un nuevo Girón para reafirmar el carácter inquebrantable de nuestro proceso revolucionario y de las conquistas sociales que implica.

Este 19 de abril cada votante es un miliciano o miliciana moral que actualiza aquella fecha histórica demostrando con el voto que nuestra independencia, la patria y el socialismo por el que optamos hace más de cinco décadas, son irreversibles y sagrados