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Cuba Latino

La locución cautelosa

La locución cautelosa

Puede que parezca extraño, pero el término aplicado tiene su razón. El diccionario, entre otros, pone en primer lugar para "cautela" el significado de "precaución y reserva con que se procede".
Tratándose de hablar, sobre todo si leemos en voz alta, nunca faltan motivos para hacerlo con "precaución y reserva"; con la prudencia que aconseja el temor a expresar algo incorrecto si de dirigirse a un gran público se trata, mucho más cuando es una primera lectura. Eso es lógico y, por tanto, normal.
Para visualizar la idea que deseo compartir, imaginemos una persona que camina con los ojos vendados, advertida de que por el suelo hay varios huevos dispersos y debe evitar aplastarlos. Muy parecido a eso es la "locución cautelosa" de marras.
Cada vez se hace más común en programas de radio -insólitamente en los que se graban, porque en ellos menos se justifica- esa forma de leer que denota imprecisión por parte de locutores (as) y que psicológicamente deja en el radioyente una sensación de ignorancia por parte de quien habla.
Los locutores son comunicadores, y su primera cualidad -más que la modulación y proyección vocal, necesarias sí, pero pertenecientes a la forma y no al fondo- es que al transmitir una idea sean ellos y ellas sus más firmes conocedores, y demostrarlo.
¿Por qué muchas veces oímos locuciones en las que se percibe duda, temor a equivocarse, "masticación" de las palabras, casi silabeándolas, convencidos de que son leídas y pronunciadas por primera vez? Al hacer una primera lectura, es natural; pero si estamos transmitiendo ideas, permitirnos hacerlo eso se cae en un disparatado e imperdonable error.
En un programa "en vivo" puede que la pifia pase, aunque tampoco se justifica, pero en un espacio previamente grabado resulta inconcebible.
Sin mencionar casos particulares, la "locución cautelosa" se debe a la ausencia de un ensayo de mesa, la lectura previa de los textos antes de su grabación o salida al aire. El ensayo de mesa es condición "sine qua non" para la calidad del programa y por ende, la "claridad" del mensaje.
Todo el equipo de realizaciónde un programa debe leer previamente y ensayar lo que va a salir al aire; es la ocasión propicia para aclarar dudas, significados y objetivos.
Los locutores -en primerísimo lugar- deben conocer en profundidad el contenido y asimismo apropiarlo, incorporarlo como parte de sí porque ellos son quienes lo darán a conocer.
Deben exigir una redacción limpia, clara, legible, sintácticamente traducible y potencialmente interpretable por quienes los escucharán, cuando de lenguaje escrito se convierta en sus voces en lenguaje hablado.
Impedir la "locución cautelosa" es obligación de todos y cada uno de quienes participan en la realización de cualquier espacio radiofónico; en primer lugar de directores y asesores,que deben conocer el guion o libretoy los significados de cada término por novedoso que pueda ser.
Obviamente, los locutores deben estar convencidos de que el programa es también de ellos y ellas; les incumbe un sentido de pertenencia sumado al respeto propio, ya que son la imagen sonora de un programa y cualquier error aunque sea de otros, se les atribuye a ellos, lo mismo que se les arrogan los aciertos de aquellos y aquellas a quienes no se les oyen sus voces. 
La calidad de un programa, su propósito de comunicar empieza por una exposición clara del contenido, sea noticioso o meramente informativo.
Ese contenido es preciso conocerlo profundamente, apropiarlo al intelecto de quien lo emite, metabolizarlo en las neuronas para que de esa manera sea inteligible a oídos y mentes una vez que llegue el momento de su decodificación.
La "locución cautelosa" debe ser erradicada porque es la enemiga número uno de la calidad de cualquier programa y de la credibilidad de sus contenidos. No queda otra opción al respecto.

Previsiones del escritor en la radio

Previsiones del escritor en la radio

Tengo la costumbre de leer en voz alta todo cuanto escribo para la radio. Quien me oiga hacerlo y no me conozca, pudiera sorprenderse por lo que tal vez considere un comportamiento poco normal. Al sincerarme con ustedes, confieso que eso de leer en voz alta es uno de los procedimientos más infalibles para caer en la cuenta de si nuestros textos son o no verdaderamente radiables. Existe una razón primera y esencial: las ideas que compartimos por la radio en forma de texto llegan a los radioyentes como sonidos, independiente del contenido y la complejidad.

La palabra en radio es un sonido más –  muy esencial – y debemos darle el tratamiento que corresponde a su doble categoría de idea-hecha-sonido. Al leer en voz alta percibimos si palabras, sintaxis, orden de las ideas y la construcción general se avienen al sonido potencialmente hablado que todo eso va a ser. Mientras más se aproxime el vocabulario escrito a ese otro usado por la mayoría de la gente, será mejor; ello con independencia de los contenidos.

Acerca de las complejidades léxicas, creo fundamental el uso de las más fáciles de entender por un mayor número de personas. Puede que en ocasiones el tratamiento de un tema exija apelar a vocablos especializados – de ser así – hagámoslo. No sin luego aclarar “qué quisimos decir”, “qué significa eso”. Para la buena salud del programa de radio, quien lo escribe debiera de ser el primero en conocer lo que significa cada término usado.

Resultó triste cuando cierta vez presencié cómo una asesora, muy perspicaz, inquirió a un guionista acerca del significado de una palabra de poco uso utilizada por él, y de qué manera sonrojándose no supo responder.  No son los más, pero vale la aclaración en esta era de textos digitales cuando, ¿para bien, para mal?, los “copia y pega” se convierten en tentaciones para simplificar lo que, sin justificación, algunos pudieran calificar como “duro trabajo”.

Con la lectura en voz alta hallaremos palabras que no pertenecen al lenguaje coloquial y pudieran convertirse en ruidos obstructores de la decodificación de cuanto pretendemos comunicar. Otra ventaja es que sirve como recurso para detectar las cacofonías, esos sonidos que por parecidos – sobre todo por su recurrencia vocálica -  hacen del texto radiofónico una sarta monótona hasta el cansancio y de mal gusto.

Acerca de las previsiones del escritor de radio queda mucho por decir y me agradaría hacerlo en otra ocasión. De momento espero que ejerciten con la lectura en voz alta mientras escriben. Les garantizo que no tardarán en percibir resultados. 

Pushkin, alma literaria del pueblo ruso

Pushkin, alma literaria del pueblo ruso

Decenas de obras en verso y prosa integran el patrimonio literario del artífice de la literatura rusa moderna, Alexander Pushkin. Novelas como La hija del capitán; el poema épico Ruslán y Liudmila; El prisionero del Cáucaso y Eugenio Oneguin -personaje paradigmático y punto de partida para la creación de héroes literarios posteriores-, nos remiten al sentir de la Rusia de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX.  Las dos últimas mencionadas, versionadas posteriormente para la ópera, la primera con música de César Cui, y la segunda de Piotr Ilich Tchaikovski, ambos compatriotas suyos, nos llevan de la mano hasta la vieja Rusia de los zares.
Pushkin fue un precursor en el uso de la lengua rusa en sus obras, capaz de concebir un estilo narrativo donde se combinaron lo dramático, la sátira y el romance. Su estatura fue tal que literatos rusos posteriores a él no pudieron sustraerse a su influencia. Mencionemos solo los nombres de León Tolstoi y Fiodor M. Dostoievski.


Para conocer y explicarse la historia y realidad rusa, es preciso leer y entender la literatura pushkiniana, marcada sin lugar a dudas por un carácter esencialmente romántico.


Alexander Pushkin nació en Moscú el 6 de Junio de 1799 y murió en San Petersburgo el 10 de febrero de 1837; dos ciudades emblemáticas de la esencialidad del espíritu ruso.


Podemos afirmar que el alma de Rusia palpita en toda la obra de este poeta, novelista y dramaturgo de dimensiones extraordinarias, donde historia, ficción y pasiones se amalgaman para entregarnos un panorama a todo color de la gran nación euroasiática que es su patria.

Noemí Díaz de Villegas y la radio

Noemí Díaz de Villegas y la radio

Los espacios de música sinfónica forman parte de la tradición radial de Cienfuegos. Desde los años 50 en el mismo local ocupado por la antigua Radio Tiempo, también existía “La onda de la música”, emisora dedicada a la música instrumental, principalmente valses y obras que dentro de la música culta han gozado siempre de popularidad.

Los años que siguieron a la nacionalización de la radio redujeron el número de estaciones en las provincias del país. Para entonces, cuando Cienfuegos contaba con por lo menos tres estaciones, quedó solo una, Radio Tiempo, como representativa de la antigua región que formaba parte de la provincia de Villa Clara.

En aquellos tiempos, la  hoy Radio Ciudad del Mar, se caracterizó por una considerable participación popular. La mayor parte de los programas especializados estaban a cargo de instituciones y personas que fungían como colaboradores.

Fue una época muy interesante, ya que muchas personas, entre ellas maestros, profesionales de diversas ramas y aficionados hallaron y descubrieron una vocación que en muchos casos se asumió de manera definitiva. Entonces, como nunca antes, tenía lugar esa necesaria sinergia mediante la cual la radio interactuaba con instituciones y protagonistas sociales del momento.

Entre los más relevantes figura la hoy Biblioteca Provincial “Roberto García Valdés”, que durante décadas acogió junto a muchos lectores, un sinnúmero de escritores y pensadores que se reunían allí para desarrollar sus talleres literarios, tertulias y café-conversatorios.

En cuanto a la radio, sus vínculos con la Biblioteca fueron sólidos; en particular a través del programa de música clásica "Divulgación Musical", que comenzó a difundirse desde 1962  los domingos a las 6 y 30 de la tarde, y luego los martes y jueves.  Aquella primera etapa el espacio se mantuvo a cargo de Noemí Caridad Díaz de Villegas Olascoaga, quien atendía la sala de música de la referida institución.

Noemí se mantuvo como productora y conductora durante 21 años. Y aclaro lo meritorio de esta mujer sencilla y afable, que no recibía un solo centavo por hacer aquel espacio al cual dedicó tiempo y esmero, tanto que hoy muchos la recuerdan.

Es una persona excepcional que a pesar de la distancia geográfica -actualmente reside en Islas Canarias-, mantiene una cercanía afectiva con Cienfuegos, su amada Biblioteca y con la radio.

El quehacer de Noemí abarcó diversas aristas. Su prueba de fuego la tuvo con “Herederos de la Paz”, dedicado a los niños y auspiciado por la Unión de Pioneros de Cuba (UPC), en Cienfuegos, que salía al aire los domingos a la 4 y media de la tarde. Su directora en los inicios -me comentó Noemí-, fue Santa Queijo, y también participaron: Paula y Margot Navarro, Paco Pino y Olga Bielsa. Cuando Santa no continuó por problemas familiares, Noemí pasó a dirigir el programa.

Ella recuerda un personaje imaginario llamado Cucarachita Martina quien tenía un helicóptero para viajar por todo Cienfuegos, y ver el comportamiento de los niños.  Hacía los efectos de sonido con una matraca, y la imaginaria cucarachita recibía llamadas telefónicas de familiares de los niños para que hablara sobre ellos y les aconsejara.

Tiempo después pasó a llamarse “La ronda de los niños”, donde aparecieron los personajes de Lulú y Betty, interpretados por Noemí y Yolanda Cepero, respectivamente.

Fueron tiempos de movilizaciones masivas a la agricultura, y en 1968 Radio Tiempo se fue a la Zafra para hacer su programación desde el Central Azucarero “Pepito Tey”; allá fue Noemí con el colectivo radial para llevar el  ambiente de zafra a las ondas hertzianas.

Otra creación de Noemí fue “La cultura y el pueblo”, cuando ella ocupaba la Secretaría de Cultura en la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), en la Perla del Sur. Se ofrecían noticias culturales, comentarios de libros y música. Posteriormente, quedó bajo el auspicio de la Biblioteca “Roberto García” y empezó a llamarse "De todo un poco", con secciones tales como: Efemérides del día, Comentarios de Libros, Cine, Música, y Diversos Asuntos de Interés.

También se entrevistaron a destacadas figuras, entre ellas Mateo Torriente, Benjamín Duarte, Leopoldo Suárez y la escritora Marguerite Duras, autora de Hiroshima, mi amor, obra llevada al cine.

Durante el Primer Festival de la Canción Internacional de Varadero, en 1967, Noemí entrevistó a artistas relevantes como Massiel, Sergio Endrigo, Jenny Luna, Eva Pilarová, Yordanka Krístova y Margaret Pislaru, entre otros, que fueron transmitidas en “De todo un poco”. Las fotos con aquellos artistas fueron exhibidas en la Galería de Arte de la Biblioteca Provincial.

Noemí atesora con cariño estas y otras historias que he tenido la suerte de escucharle, y que merecen darse a conocer, lo cual haré en otro momento.

Por lo pronto vale aquilatar el legado de una época preciosa y la entrega de esta mujer quien, con dos apellidos indiscutiblemente cienfuegueros, dio a su ciudad, su radio y su pueblo una importante cuota de sabiduría y mucho amor.

Zenaida Romeu, una noche esplendorosa al frente de la Orquesta Sinfónica de República Dominicana

Zenaida Romeu, una noche esplendorosa al frente de la Orquesta Sinfónica de República Dominicana

(Tomado de Diario Libre de Santo Domingo, por Alfonso Quiñones)

Tras una entrada alegre y brillante, con “Candide” (Bernstein) servida en su batuta, Zenaida Romeu, primera directora sinfónica de Cuba, enseñó en el primer escenario de República Dominicana -Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional- su estilo enérgico y lírico al frente de una orquesta sinfónica y su profundidad cultural.

“Candide” era el saludo jovial de quien ha innovado al incluir el desenfado y el desencartonamiento gestual, primero con el coro Cohesión y luego con su Camerata Romeu; y también con la imagen física, al proponerse llamar la atención en el Concierto oratorio que dirigió con Michel Legrand al piano y una gran orquesta con coro y varios de los más importantes músicos cubanos del jazz: cabello muy corto y tacones bien altos, con el logro del piropo de Legrand: “Zenaida tiene la maestría de simplificar lo complejo, de hacer fácil lo que es difícil. Estoy muy sorprendido por esta versión del Concierto oratorio, nunca antes dirigido de esa manera”.

El violinista Leonardo Mercado debutó como solista la noche del miércoles, dirigido por Romeu en el Concierto No.1 para violín y orquesta, de Sibelius. Si bien el comienzo fue algo inseguro, sobre todo en el primer movimiento (gestos como rascarse la cabeza en una ocasión lo delataban), ganó en seguridad tras el solo después del pasaje de los chelos y contrabajos. Al entrar las maderas y abrirse el diálogo a las cuerdas, el instrumento central se ahogaba. En el segundo movimiento fue tomando aire y firmeza, y ya el tercer movimiento logró salir airoso de un reto, quizás el mayor que ha tenido en su vida, demostrando su potencialidad como solista, su valentía artística y la necesidad de un instrumento mejor a la altura de retos similares. Ahora sólo falta fogueo y nuevos chances. Sin dudas una excelente política: dar espacio a los jóvenes solistas de la OSN.

La Sinfonía No. 5 de Shostakovich demanda un nivel de profundidad intelectual, capaz de transmitir la riqueza de sentimientos y los malabares que tuvo que hacer el compositor para enmascarar su verdadera intención, en épocas de represión despiadada y de sentirse perseguido por la oficialidad. Pintó una capa realista socialista tras una especie de mea culpa (como 30 años después haría en el Caribe el poeta Heberto Padilla), y debajo expuso esa gama de sensaciones y discursos, incluidos gritos y tristeza, que el pueblo quería expresar y supo encontrar en la obra. Rostropovich contó que la ovación del estreno en San Petersburgo duró unos 40 minutos.

Aquí la intensa y fiel ejecución de la OSN dirigida por Romeu no recibió tantos minutos de ovación, pero la agrupación sonó crecida, cohesionada y espléndida y la directora vino, dirigió y triunfó.

Radialistas eficientes y efectivos

Radialistas eficientes y efectivos

Tal vez parezca una paradoja el título de este comentario, pero no es así. Conozco radialistas que son eficientes, pero no efectivos; también conozco quienes son lo contrario. No soy aficionado a los juegos de palabras, si hacerlo no entraña un significado; en este caso, sí.

A lo largo de mi vida en la radio he tenido la suerte de observar cómo la reclamada eficiencia tiende a tornarse algo insípido porque bien poco vale si tras ella no existen resultados.

Los radialistas eficientes son aquellos que con heroicidad y estoicismo aparentes asumen cuantos programas les asignen en su plan de trabajo. Unos lo hacen porque con la mejor fe desean abarcarlo todo, están contagiados por el incurable virus del radialismo – aquí si inventé una palabra porque sí, y punto -, la más sublime de las virosis que pueden aquejar a quienes un feliz día abrazamos alguna de las profesiones vinculadas a la radio.

Hay radialistas eficientes para "quedar bien", decir que sí a todo y no ser vistos con "caritas" por sus superiores en el medio; estos son de quienes se dice: "fulanito o menganita, eso sí es un ejemplo de amor al medio y a su trabajo". Un tercer grupo lo acepta todo en un desmedido afán por engrosar el bolsillo, aspiración legítima siempre y cuando haya un resultado, ¡eso!, un resultado. A ese grupo pertenecen los radialistas efectivos.

No escasean quienes desean hacer oír una y otra vez su nombre.

Con deseos de esclarecer conceptos – dejando margen a mi propio error – busqué en el diccionario de la Real Academia Española RAE el significado de ambos términos y hallé lo que transcribo a continuación.

EFICIENCIA: Capacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto determinado.

EFECTIVIDAD: Capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera.

He ahí el problema, diría Shakespeare.

¿Qué opinan ahora?

Para mí lo más importante es ser efectivos, que se alcance el objetivo propuesto, siendo la eficiencia el mejor punto de partida, pues sin ella la efectividad no es posible. Opino que una eficiencia desmedida, por querer abarcar empeños gigantescos, puede dar al traste con la efectividad.

Vale el esfuerzo por buscar y encontrar la justa medida entre ambos conceptos. Tal vez algunos piensen que lo escrito, más que otra cosa, sea una abstracción etimológica de poco valor a la hora de actuar. A mí me parece diferente, algo a tomar en consideración muy en serio.

La eficiencia y la efectividad no siempre coinciden. La segunda no puede prescindir de la primera; pero si la primera no cuenta con la segunda, se malgasta tiempo.

Ojalá no demoren en llegar sus propias apreciaciones sobre este tema.

Laura Inclán: la certeza de saber

Laura Inclán: la certeza de saber

Laura Inclán Narbona habla de música con plena autoridad. Siempre que escucho sus programas en CMBF Radio Musical Nacional o en Habana Radio, percibo confianza ante una conocedora de cuanto expresa.

En cada comentario vislumbro esa entonación y dicción características de ella, que imprimen un aire de indudable certeza. Al referirse a la música sinfónica, evidencia la dignidad de un magisterio. Su voz clara trasmite una pedagogía amena.

Esta radialista cubana que tiene como divisa la excelencia no llegó a este punto cimero desde la improvisación. Tras su facultad natural para comunicar sus amplios conocimientos musicales subyacen años de estudio y una ejercitación consecuente del quehacer musical.

Laura nació en Santa Clara el 22 de febrero de 1950, y desde joven recorrió el camino de una formación académica; según me confesó, siente el orgullo de haber sido alumna de piano de la Maestra Margot Rojas. Cursó estudios en el Conservatorio Amadeo Roldán, en La Habana, y después durante más de un curso en la Escuela Nacional de Arte.

En su vida laboral se mantuvo durante dos años en la Orquesta Sinfónica Nacional como pianista, aproximadamente en 1970, sustituyendo nada menos que a la Maestra Pura Ortiz, quien a la sazón presentaba problemas de salud. Posteriormente trabajó en el grupo Ocuje, bajo la dirección de Roberto Blanco, así como en algunas grabaciones que le solicitaron para la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM).

Su llegada a la Radio es algo curioso; Laura trabajaba en el Museo Nacional de Bellas Artes como Licenciada en Filología, y un día a la hora de la merienda se encontró con Calixto Álvarez, amigo de muchos años quien ya trabajaba en CMBF como asesor, quien necesitaba apoyo para poder realizar otras actividades como compositor.

Laura accedió enseguida, pues su pasión musical le motivó su entrada a la radio, y empezó a trabajar en CMBF como asesora. Poco después, en 1976, comienza su labor como radialista y recuerda que una de los primeros programas que hizo fue el dedicado al aniversario 60 del Maestro Harold Gramatges, a quien le unió una gran amistad.

Así, conocedora de tan eminente músico, empezó a escribir acerca de él, preparó la producción musical y logró una serie dedicada a Gramatges que duró una semana entera. Confiesa que entonces no tenía experiencia en este quehacer, por tanto se hizo radialista de modo empírico; ella apeló a la lógica y a partir de sus amplios conocimientos musicales pudo perfeccionar su quehacer.

De su vida en la Radio, Laura recuerda el espacio "Intérpretes Cubanos" que en un tiempo no se elaboraba como en estos momentos. En aquel entonces acudía a un locutor que leía en vivo el texto escrito por ella.

Un día llegó el momento feliz en que Laura Inclán Narbona comenzó a conducir los espacios radiofónicos escritos por ella. Fue así como la radioaudiencia cubana – hoy también internacional gracias a Internet – puede gracias a ella disfrutar y conocer la vida y obra de grandes figuras del pentagrama cubano y universal.

Curiosamente no es locutora; sí evaluada como hablante, pero dotada de una gracia y encanto que solo es posible cuando proviene de alguien que goza de un talentoso caudal como ella. Agradecida y humilde como es, no olvida la gratitud que debe a muchos de sus maestros y profesores, en particular al Maestro Ángel Vázquez Millares quien tanto apoyo le ha brindado.

Por todas estas razones – y seguidor de sus espacios - desde hace tiempo me propuse conversar con ella. Todo lo que emite su voz es inmanente a su saber; de ahí la elegante pedagogía con que lo hace.

Laura Inclán Narbona vive lo que dice, pues cuanto expresa y enseña en sus comentarios de música, reflexiona sobre parte de su vida. Laura en la Radio, más que dar, se entrega plenamente a sí misma. He ahí su mayor mérito

30 de Abril: Día Mundial del Jazz

30 de Abril: Día Mundial del Jazz

Cada 30 de abril se celebra el Día Mundial del Jazz. Esta expresión musical es originaria del sureste de Estados Unidos, que con Cuba y Brasil conforman el triángulo fabuloso de la cultura afroamericana.

Cada región, marcada por sus peculiaridades, posee su expresión musical propia con una marcada presencia de los ancestros provenientes del África subsahariana.

Fue en el sureste norteamericano donde nació el jazz, y tuvo como figura inicial a Irving Berlin, a quien se le considera el padre del Ragtime, y es un músico comparable a los europeos del clasicismo.

El Ragtime llegó como una tendencia musical traída por los esclavos en sus bailes y canciones. A pesar de la crueldad extrema de la discriminación racial en Norteamérica, no tardó en cautivar a muchos músicos blancos que lo introdujeron en las élites de la sociedad estadounidense.

El jazz, al paso del tiempo, ha devenido expresión universal; son muchos sus cultores a lo largo y ancho del planeta; regresó al África, se enraizó en Japón en su nueva forma con dotes de mestizaje y dio lugar, dada la base africana de la música en Cuba, Puerto Rico y amplios sectores latinoamericanos y caribeños, al surgimiento de una expresión jazzística netamente regional.

Hoy podemos hablar de un jazz latino y de un jazz cubano propiamente dichos, con figuras de renombre como los habaneros Mario Bauzá, Machito y Chano Pozo, así como el puertorriqueño Tito Puente, un proceso histórico-musical que supera los cien años de existencia.

Desde fechas más cercanas contamos con figuras como Armando Romeo, Frank Emilio Flynn, Felipe Dulzaides, Chico O’Farrill, Emiliano Salvador, Chucho Valdés y su padre Bebo, y Bobby Carcassés.

¿Por qué un Día Internacional del Jazz? En primer lugar, gracias a la universalidad del género, a sus posibilidades de llegar a cualquier punto del planeta, pegar en el gusto popular y adoptar características particulares de cada región. Por ello el jazz constituye un puente de entendimiento entre los pueblos.

Uno de sus atributos: la improvisación, constituye un gesto de libertad, de posibilidades que, lejos de "paralizar" por sus cánones y preceptivas, se abre a la participación de todos.

Otros atributos, está dado por el fraseo capaz de dar a conocer la personalidad de cada músico, y el swing, como cualidad rítmica, lo hacen indefinible, acomodable a cada circunstancia melódica, y es por ello que motiva un margen de libertad de expresión traducida en notas musicales.

La facilidad con que el jazz se ajusta a otras culturas hace de él un ingrediente excepcional para innovar e integrar músicas tradicionales y modernas tomando como base su propia esencia.

Esas posibilidades promueven una comunicación intercultural de amplias perspectivas; incorpora a los más jóvenes y fomenta la unidad de género.

En resumen, en jazz es un camino de paz y entendimiento internacional a través del más universal de los lenguajes: la música.

Por estas razones fue acertado que la UNESCO haya proclamado desde el 2001 el 30 de abril como Día Internacional del Jazz. Sin dudas el jazz nació y evoluciona desde todos y para todos.