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En el Bicentenario del Padre de la Patria

En el Bicentenario del Padre de la Patria

El 18 de abril de 1819, en el pueblito de Bayamo, al matrimonio formado por Manuel Hilario y Francisca les nació su primer hijo al que pusieron por nombre Carlos Manuel Perfecto del Carmen Céspedes y López del Castillo. Para todos nosotros hoy, el Padre de la Patria.

 Abogado de profesión, poeta por vocación, patriota por amor y convicción de que Cuba no podía seguir siendo colonia de España, porque el suelo que lo vio nacer constituía ya una nación con identidad propia y reclamaba su lugar entre las naciones independientes. Desde entonces éramos un país ajeno a España; prueba de ello el trato discriminatorio dado por la metrópoli a los nacidos en esta tierra; el ánimo resuelto de que cubanos son también aquellos cuyos antepasados fueron traídos como esclavos a trabajar en las plantaciones, y sometidos a las más degradantes y crueles humillaciones.

 Al dar el Grito de la Demajagua, Céspedes contaba la edad de cuarenta y nueve años. Desde tiempo antes ya era vigilado y perseguido por las hordas coloniales, conocedoras de sus ideales independentistas. Lo revelaba su forma de expresarse con pensamiento cubano, sus relaciones con hombres y mujeres de ideología afín, el vínculo familiar y de identidad que lo unió al también poeta José Fornaris. Poco más de treinta años contaba Carlos Manuel cuando poéticamente concluyera un poema dedicado a Fornaris con esta estrofa: “En nuestra obra te brindamos parte: / en mejorar la humanidad trabaja. / Para todos el sol su luz reparte, / no a la virtud la oscuridad rebaja, / paga a los hombres tu dolor, amando; / yo tu dolor aliviaré cantando”.

Le correspondió iniciar la Revolución, la única del 68 al 59, la que acabó de celebrar sus primeros 150 años y que sigue perfeccionando a la patria libre, la que nuestros antepasados soñaron y que ahora, como continuidad histórica seguimos haciendo.

 La Revolución independentista y transformadora que comenzó con Céspedes, continuó Martí y culminó Fidel. Revolución única que ha tenido su manifestación propia en cada momento histórico, y que desde su unicidad es por siempre indivisible y eterna.

 Nuestra obra de hoy es la continuidad de la iniciada por el Padre de la Patria y que ha transitado ya siglo y medio de existencia. La de nuestros antepasados venerados que nos legaron alma de gladiadores para pelear con denuedo contra fieras, gigantes y demonios. Nada tan enaltecedor y virtuoso que honrar así a nuestro Carlos Manuel de Céspedes en su doscientos cumpleaños.

 Recordarlo, celebrarlo y amar su memoria con la triunfal Revolución de la Patria; ésta a la cual consagramos nuestras vidas seguros de que, a pesar de sangre y reveses ayer; amenaza y carencias hoy, con ella, por ella y para ella, ¡seguimos venciendo!

Notre Dame, Patrimonio en llamas

Notre Dame, Patrimonio en llamas

La noche fenecía en la capital francesa cuando sorpresivamente gigantescas lenguas de fuego escapaban airadas desde el interior de la Catedral de Notre Dame.


Muchos parisinos regresaban a sus hogares cuando les sorprendió el siniestro; quedó inconcluso el beso de alguna que otra pareja mientras caminaban despreocupados junto al Sena. Inesperadamente se produjo la horrible catástrofe. De las maderas preciosas que forman su interior apenas nada sobrevive. La humareda vertical emulaba, entrada la noche, con la robustez férrea de la torre Eiffel.


Pronto los habitantes de París, presas del desconcierto, se acercaron al lugar. Perplejidad, llanto, oraciones. El siniestro es un gran desastre para creyentes o no.
Junto a reliquias sagradas que venera el Catolicismo mundial, se vinieron abajo hermosos vitrales del rosetón oeste; las torres norte y sur; sus fachadas norte, sur y este; el mayor órgano de Francia, construido en el siglo XVIII; muchas de sus gárgolas artísticamente diseñadas para evacuar la lluvia. Todo venido abajo en pocas horas, junto con el techo y su aguja central.


Su construcción comenzó a mediados del siglo XII y se concluyó en la primera mitad de la siguiente centuria. Es una de las catedrales góticas más antiguas en todo el mundo, erigida en una época de transición entre lo románico y el gótico, para expresar la magnificencia y el esplendor de una época en que Francia ejercía preponderancia económica y política sobre parte del mundo. Testigo de acontecimientos esenciales para entender la historia europea durante la Edad Media y el siglo XIX.


La destrucción espanta. Es un desastre cultural solo comparado en este siglo con la destrucción de las ruinas sirias de Palmira debido a la guerra contra el terrorismo, y antes de nuestra era con el fuego que destruyó para siempre la Biblioteca de Alejandría con su caudal de sabiduría de la Antigüedad.


Desde hace algún tiempo se clamaba por una reconstrucción de tan emblemática edificación. Es un enigma si finalmente se podrá salvar parte de la Catedral, y restaurar lo ya destruido.


La Catedral de Notre Dame fue el centro inspirador para que el poeta y escritor romántico Víctor Hugo escribiera la novela homónima, más conocida como “El jorobado de Notre Dame”. Salvo por fotos y algún que otro documental, las generaciones venideras jamás podrán caminar sobre los empedrados por donde la gitana Esmeralda echaba suertes y bailaba, se espantaba con la fealdad física del noble y encorvado Quasimodo, y abría sus aterrados ojos ante la codiciante mirada del archidiácono Claudio Frollo con su amor reprimido hacia la muchacha. Personajes todos emanados de la ficción de Hugo, pero representativos de conflictos de una época signada por el prejuicio, de un lado, y la marginación del otro.


Las cubanas y cubanos sentimos intenso dolor ante el fatal suceso parisino de este lunes 15 de abril. Entre muchos connacionales nuestros corre sangre francesa; en ciudades, como Cienfuegos que el próximo 22 de abril arribará a su Bicentenario, la huella francesa es patente a través de edificios, el trazado urbano de su centro histórico y muchos apellidos. Cuba toda ama al pueblo francés cuya cultura admira, al pueblo laborioso y amigo, el mismo que hace años dio su grito de “Libertad, Igualdad y Fraternidad” mientras cantaba La Marsellesa; el de la Comuna de París en 1871 y que diecisiete años después interpretó por primera vez La Internacional.


Hoy doblan las campanas ante el dolor del pueblo parisino y de toda Francia. A sus lágrimas se unen las nuestras en este momento en que la cultura universal ha contemplado venirse abajo una de sus obras monumentales. Ojalá se restaure lo perdido y quienes un día se acerquen al lugar imaginen a Esmeralda con su cabra adivinadora, mientras Quasimodo alegre trepa a lo alto para con sus tímpanos de otrora destruidos hacer tañer la campana en honor a su gitana.
París, Francia, el pueblo de Cuba está a tu lado en esta hora terrible.

Las campanas de angustia que doblan por ti lo hacen también por esa joya del Patrimonio Universal.

La integración: nuestro único camino

La integración: nuestro único camino

El 25 de enero culminó En Punta Cana, República Dominicana, la  V Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).  El cónclave reafirmó el propósito de sus estados miembros de consolidar lo hasta hoy alcanzado y continuar el proceso de integración a partir de la diversidad.

La Cumbre dio inicio con un minuto de silencio en honor a Fidel, “quien fuera precursor de la CELAC y un firme creyente durante toda su vida de una América Latina unida en la senda del progreso” en palabras textuales de Darío Medina, Presidente del país anfitrión, durante la ceremonia inaugural del segmento de alto nivel de Jefes de Estado y de Gobierno, en la que estaba presente el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de nuestro país. Fidel junto con Chávez, inspirados por Bolívar y Martí, constituyen paradigmas de la independencia y la unidad latinoamericanas y del Caribe.

América Latina y el Caribe enfrentan hoy serios desafíos. La globalización neoliberal impuesta desde hace décadas por el sistema capitalista mundial es ahora incapaz de dar respuesta interna y externa a las contradicciones generadas por ese mismo modelo;  como consecuencia se abre paso una etapa de aislacionismo proteccionista en Estados Unidos, un cierre de fronteras y la cancelación de tratados de libre comercio. La economía más poderosa del mundo se retrotrae y deja a los países en vías de desarrollo que un día se afiliaron a sus cánones en un estado de orfandad, sin un punto al cual mirar. 

El neoliberalismo – en franca crisis endógena – empieza a borrar su propia brújula para con ello también borrar coordenadas y puntos de referencia. El corolario final es un aturdimiento general en muchas partes del mundo.

Las naciones de América Latina y el Caribe no tienen más alternativa que mirar hacia sí mismas y con toda la voluntad política que precisa, poner en marcha el proceso de integración – tantas veces postergado y, ¿por qué no? subestimado por algunos estratos influyentes del capital nacional – como única vía para una prosperidad y desarrollo sostenibles que conlleven el bienestar económico y la justicia social de sus respectivos pueblos, contando con el debido respeto que merecen a su autodeterminación: Al respecto el Presidente cubano Raúl Castro expresó allí en su discurso: “Sería deseable que el nuevo gobierno de Estados Unidos opte por el respeto a la región, aunque es preocupante que haya declarado intenciones que ponen en riesgo nuestros intereses en las esferas del comercio, el empleo, la migración y el medio ambiente, entre otras.”

La unidad en la diversidad; la integración y la complementariedad productiva y comercial en el minuto actual no son una cuestión de buenos deseos; es en primer lugar un imperativo vital para la región y para cada país en sí. A tenor con esta necesidad, Raúl dijo: “Por tanto, es imprescindible establecer cursos de acción comunes y hacer más efectiva la gestión de la CELAC.”

Fueron temas relevantes, entre los muchosabordadosdurante el desarrollo de la Cumbre: la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos de América contra Cuba; el reclamo por la devolución a Cuba del territorio que ocupa la base naval de los Estados Unidos en Guantánamo; la continuación de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, declaración firmada por los Jefes de Estado y Gobierno en La Habana en enero de 2014; el apoyo a la paz en Colombia; el respaldo al diálogo en la hermana República Bolivariana de Venezuela y, como enfatizó Raúl, “el apoyo de Cuba a las hermanas naciones caribeñas ante los intentos de privarles del acceso a recursos financieros, en el enfrentamiento al cambio climático, y en su reclamo legítimo de reparación por los daños del colonialismo y la esclavitud.”

Cuba también ratificó  en voz de su Presidente, su voluntad “de continuar negociando los asuntos bilaterales pendientes con Estados Unidos, sobre la base de la igualdad, la reciprocidad y el respeto a la soberanía y la independencia de nuestro país, y de proseguir el diálogo respetuoso y la cooperación en temas de interés común con el nuevo gobierno del presidente Donald Trump.”

Caminar unidos en la diversidad con la proa enfocada hacia la integración económica, la equidad y la protección del medioambiente constituyen retos que América Latina y el Caribe necesitan aceptar ante una realidad desafiante. Ello se resume en palabras de Raúl Castro cuando afirmó: “Nunca ha sido más necesario marchar efectivamente por el camino de la unidad.”

Fidel y la Paz

Fidel y la Paz

“Paz con dignidad”, una frase que desde la niñez escuché en voz del líder de nuestra Revolución; frase que entraña un significado de profundo valor, tanto para cubanos, latinoamericanos y para el mundo en su totalidad.


“Paz con dignidad” porque no se trata solo de la ausencia de conflictos bélicos. Sabemos que el único camino para una paz estable y duradera consisten en el respeto a la dignidad humana; en el establecimiento de un orden justo y equitativo que dé a todos y a cada ser humano los medios y el ambiente para una vida decorosa. “Paz con dignidad” porque la soberanía de los pueblos y la justicia social constituyen los cimientos más sólidos para la mejor convivencia dentro de cada país y entre todas las naciones.


En cada momento de la Revolución cubana nuestro líder histórico ha mostrado su sincera y militante vocación por la Paz. Su solidaridad con los pueblos que lucharon contra el colonialismo, el Apartheid y nuevas formas solapadas de esclavitud y humillación constituyen la más patente muestra de ese ideal que junto a él profesamos y defendemos. La lucha por la Paz constituye parte de nuestro quehacer nacional, y ese es un sentimiento y propósito aprendido de Fidel con su sabiduría cotidiana.


El 8 de enero de 1959, en su discurso al entrar en La Habana, expresó Fidel: “Una de las ansias mayores de la nación, consecuencia de los horrores padecidos, por la represión y por la guerra, era el ansia de paz, de paz con libertad, de paz con justicia, y de paz con derechos.” Consecuente con ello la Revolución implementó leyes y creó las condiciones para el respeto a la igualdad racial; los derechos de la mujer; el derecho a la salud y la educación, entre otros. En cada jornada empezamos a construir la paz tan deseada como necesaria, aspiración plasmada en el proyecto del Moncada.


Todo el desarrollo de la Revolución cubana ha sido y es trabajar por la paz dentro y fuera de nuestras fronteras geográficas; es que la Paz es un bien universal, tanto como nuestro proyecto es así de alcance universal basado en el respeto a la autodeterminación de los pueblos y al derecho pleno de la humanidad a una vida con decoro.


Con sabiduría colosal, Fidel nos dio una definición de quiénes son los enemigos y quiénes los amigos de la Paz. Recordemos su discurso del 19 de marzo de 1962 cuando en el Teatro “Chaplin” se le hizo entrega del Premio “Lenin de la Paz”. Aquella ocasión enfatizó: “¿Quiénes son los que promueven las guerras? ¿Quiénes son los que en este momento amenazan a la humanidad con el peligro de la guerra? Los explotadores, los capitalistas, los colonialistas, los imperialistas. ¿Quiénes luchan por la paz? Los socialistas. Y es lógico, porque el capitalismo significa el saqueo, y el socialismo significa el trabajo; los capitalistas quieren vivir del saqueo, quieren vivir de la explotación del trabajo humano, quieren vivir de la explotación del trabajo de los pueblos; y los socialistas aspiramos a vivir del trabajo, de nuestro propio trabajo. El socialismo significa la abolición de la explotación del hombre por el hombre; por eso el socialismo significa la paz.”
En este más de medio siglo de Cuba Revolucionaria, la premisa fundamental de este proyecto humanista ha sido y es edificar la Paz, creando las condiciones para que ésta sea posible.


En otro momento de aquel trascendental discurso esclareció Fidel: “…la lucha por la paz significa luchar por salvar a la humanidad de una destrucción apocalíptica, significa luchar por salvar a cientos de millones de vidas de hombres, de mujeres, de jóvenes, de ancianos y de niños; para salvar a la humanidad de cientos de millones de inválidos, de mutilados, de lesionados por una guerra atómica; para salvar a la humanidad de incalculable destrucción.” En un momento tan temprano de la Revolución, ya se daba por sentado el accionar de Cuba por el desarme, la eliminación de las armas de exterminio masivo y la conservación del medioambiente. Desde aquel momento Fidel previó el daño que la dilapidación de los recursos naturales y su contaminación representaría como amenaza a la paz, provocando conflictos y migraciones masivas hacia territorios menos inhóspitos.
Fidel de ayer, hoy, mañana y siempre demuestra su consecuente lealtad a los principios que un día lo llevaron a la lucha armada por la definitiva independencia cubana. El 3 de septiembre del 2010 el líder histórico de la Revolución Cubana pronunció un discurso ante estudiantes de la Universidad de La Habana, en el cual abordó aspectos referentes a los peligros a los que se enfrenta la especie humana, ante la posibilidad de una guerra nuclear. Aquella vez se dirigió al mundo entero al expresar: “Hago un llamado, a todos los países que hoy se encuentran involucrados en conflictos militares. Por favor, piensen siempre en lograr una paz verdadera, que es lo que nos conviene a todos. Nuestros hijos, nuestros nietos y seres humanos del mundo, todos se lo vamos a agradecer. Necesitamos vivir en paz y seguros en un planeta que cada día es menos habitable.”


En otro momento de aquella intervención, nuestro líder histórico señaló: “Hoy enfrentamos dos grandes desafíos: la consolidación de la paz mundial y salvar el planeta del cambio climático. Lo primero es lograr una paz duradera sobre bases sólidas, la segunda es la de revertir el cambio climático.” En otro momento dijo: “Nadie tiene el derecho de usar la violencia contra ningún ser humano, país o nación. Nadie puede cortar un árbol si antes no plantó tres. […] No podemos estar de espalda a la naturaleza. Todo lo contrario, debemos permanecer siempre abrazados a ella. Porque nosotros mismos somos naturaleza, formamos parte de ese abanico de colores, de sonidos, equilibrio y armonía. La naturaleza es perfecta.”


Todo el quehacer de Cuba en cada ámbito lleva el signo de la Paz. Contribuir como mediadora para la Paz en Colombia; ser la capital del diálogo inter religioso e intercultural; colaborar en cuanto proyecto mundial favorezca el mejoramiento de la convivencia humana; llevar la asistencia médica a cualquier confín del mundo; ofrecer sus experiencias en salud y deportes: todo ello constituye nuestra vocación por la Paz que con su ejemplo Fidel nos ha inculcado.
Para concluir, dos máximas de nuestro líder aquel memorable 3 de septiembre del 2010: “La única verdadera victoria está en ganar la paz.” “Si quieres la paz, prepárate para cambiar tu conciencia.” Ambos resumen un ideal y una actitud a la que todos y cada uno estamos llamados. Por esta celebración de su 90 Cumpleaños, nada tan importante como ser consecuentes con su pensamiento.

Todos somos 26

Todos somos 26

El acontecimiento protagonizado el 26 de julio de 1953 con los asaltos a los cuarteles Moncada de Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes de Bayamo, marca una trascendencia nunca antes vista en la historia de Cuba.

Fidel, Raúl, Abel y los jóvenes que les acompañaron en la gesta protagonizaron una acción que constituye, junto con la significación efectiva en sí misma como acción de combate, un símbolo que desde su consumación marcó para siempre el pensar, sentir y actuar de todos los cubanos y cubanas, una generación tras otra.

La gesta del año del Centenario del Apóstol fue el renacimiento del ideal martiano; aquel día Antonio Maceo, Máximo Gómez y el glorioso Ejército Mambí volvieron a vestir de soldados para irrumpir con su tradicional bravía en los campos de la patria.

No hay un solo acontecer de la sociedad cubana desde entonces hasta la actualidad, que no lleve la luz del Moncada. Aquel día se resumieron muchos días de la historia pasada y del devenir presente: las guerras del 68 y el 95; la cuenta pendiente de la Revolución del 30 con su carácter eminentemente antiimperialista y nacional-liberador.

En el ideario moncadista, reflejado en La Historia me Absolverá, alegato histórico pronunciado por Fidel en su autodefensa, la nación cubana redimía su historia patentizando el decidido propósito de conquistar la independencia definitiva al precio que fuera necesario.

Junto a todo eso, el Moncada marcó también la antesala de un nuevo proyecto de nación. No solo la soberanía nacional, sino con ella una transformación política, social y económica que diera al traste con la corrupción, el latrocinio, los abusos y la injusticia social imperantes otrora.

Cuando evocamos y hablamos del 26 de Julio, resulta ineludible evocar y hablar de un presente y de un futuro. La Revolución nos enseñó la lección de que su obra es continua y eterna. Revolución es cotidianidad más allá de una etapa de lucha armada y luego triunfal. Por ello cada uno de nosotros junto a Fidel, Raúl y nuestro Partido somos actualización de aquel día inolvidable y glorioso que sigue enérgico y dinámico en cada circunstancia de la construcción de nuestro proyecto social.

Los más jóvenes y los no tan jóvenes que nacimos y crecimos desde el Moncada a la fecha, somos hijos de aquel acto supremo de la patria; somos parte de él. Con la inspiración revolucionaria que aquel día llegó a su punto cimero, hoy cada día somos réplica que vibra orgullosa, y más allá de ella nos inviste la responsabilidad de serle fiel y obrar en consecuencia con ella.

El Asalto al Cuartel Moncada tuvo su inmanencia aquel día hace 63 años; en cambio, sigue y seguirá orientándonos como brújula para saber que a las nuevas generaciones toca la responsabilidad de defender su vigencia y continuidad cuando en cada jornada salvaguardamos y profundizamos sus sagradas conquistas.

La unidad revolucionaria, la cohesión en torno a Fidel, a Raúl y al Partido son la traducción actual del espíritu del Moncada. Así pensamos, actuamos y luchamos. Por ello nuestros internacionalistas son también combatientes moncadistas, como lo fueron los milicianos de Girón y de la Crisis de Octubre; como gloriosamente se erigieron en baluartes de la patria nuestros Cinco Héroes que pagaron el precio de la prisión a cambio de defender la patria.

El Moncada late en el corazón de cada cubano y cubana dignos de merecer la condición de hijos de este país, que con hidalguía viril enfrentan cualquier dificultad y la vence. Está en cada obrero, campesino, ama de casa y en nuestros niños, cuyas sonrisas son como los rayos del sol que ilumina a todo un pueblo.

Esta es nuestra inspiración, razón de ser y rica herencia. Es por ello que en cada segundo de nuestras vidas, todos somos 26.

El Segundo Frente Oriental, una estrategia decisiva

El Segundo Frente Oriental, una estrategia decisiva

En 1958 la ofensiva revolucionaria contra la tiranía batistiana era ya incontenible. Las ciudades arreciaban en la lucha urbana, y el centro dirigente de la Sierra Maestra, comandado por Fidel Castro, contaba con autoridad y prestigio a toda prueba.

Se hacía necesario dar pasos para hacer irreversible la consolidación de los territorios liberados. Fue el 11 de marzo de 1958 cuando Fidel encomendó al entonces Comandante Raúl Castro la creación del II Frente Oriental Zona Norte, denominado posteriormente II Frente Oriental “Frank País” (por decisión de Raúl, el 3 de agosto de 1958, mediante la orden 40). Las acciones combativas de Pino del Agua protagonizadas por la Columna 1 “José Martí” en plena Sierra Maestra, dieron lugar a la sabia decisión de Fidel de extender la presencia rebelde en otras áreas de las montañas cubanas. Así el 11 de marzo de aquel año los combatientes del II Frente Oriental llegaron a la zona conocida como Piloto del Pedio en la Sierra Cristal; 78 combatientes rebeldes y poco más de 50 armas largas arribaron con la misión de consolidar la presencia revolucionaria.

Desde el II Frente Oriental los aguerridos combatientes rechazaron la Ofensiva de Verano emprendida por las hordas batistianas y lograron pasar a la ofensiva atacando cuarteles y emboscando las tropas de esbirros en las carreteras que rodeaban las áreas de operaciones rebeldes.

 

Las exitosas campañas del II Frente Oriental bajo la dirección de Raúl favorecieron la consolidación del éxito en todo el Oriente de Cuba; hicieron posible – a partir del 31 de agosto – la orden de Fidel para que Camilo y Che emprendieran la invasión hacia el Occidente del país, otro paso preciso en la liberación de todo el territorio nacional.

Es digno destacar que a la par de su importantísimo rol militar, el II Frente Oriental “Frank País” sirvió para acrecentar la vinculación del Ejército Rebelde con el campesinado; fue un ensayo de lo que a raíz del triunfo del 1º de enero sería el programa social de la Revolución. En los territorios liberados y bajo control del II Frente Oriental se implementó una organización estatal de combate que incluía programas de educación, agrarios, instituciones para impartir justicia, de finanzas, salud, construcciones, comunicaciones y propaganda revolucionaria. Inspirados en la esencia del programa agrario de la posteriormente Revolución triunfante, fue celebrado allí el Primer Congreso Campesino en Armas.

A 58 años de la creación del II Frente Oriental “Frank País” valen destacar su meritoria funcionalidad en el orden militar dentro del contexto de la guerra de liberación; su rol político, económico y social como ensayo de lo que sería el proceso revolucionario luego del triunfo, y la probada capacidad de Raúl como estratega militar en la lucha guerrillera y dirigente político en periodos de paz.

La historia confirma la sabiduría de Fidel al designar a Raúl para aquella misión que constituyó una estrategia decisiva para consolidar y ampliar la lucha que, finalmente, condujo al feliz triunfo de enero de 1959.

Berta Cáceres y el contexto actual latinoamericano

Berta Cáceres y el contexto actual latinoamericano

Las oligarquías latinoamericanas no se resignan a aceptar las luchas por los derechos de las grandes mayorías desposeídas y explotadas. En contubernio con las grandes transnacionales y los grupos de poder político serviles a sus intereses, ponen límites al modelo de democracia representativa y a las virtuales libertades de expresión. Expresar la verdad, denunciar los abusos de poder y defender una causa justa se paga con la muerte extrajudicial como acaba de suceder el pasado 3 de marzo con la líder indígena y ecologista hondureña Berta Cáceres Flores. 


A solo cinco días de celebrarse el Día Internacional de la Mujer, manos asesinas la orden de eliminarla físicamente. La víctima: una mujer de 43 años cuyo “delito” fue consagrarse a la defensa de las mujeres, los recursos naturales de su país y los derechos de la comunidad indígena lenca, de la cual formaba parte. 


Los lencas son la mayor comunidad indígena de Honduras, con un idioma extinguido a la fuerza durante los siglos de colonialismo español y, ya en el periodo republicano, por el hostigamiento a los niños de la comunidad que se atrevían a hablarlo en las escuelas; en cambio, buena parte de su cultura prevalece fundamentalmente en el arte de la alfarería, cuyas muestras se exportan como piezas ornamentales. Como miles de aborígenes de América Latina, la comunidad lenca padece la marginación y está confinada a las áreas rurales. Cada día se le amenaza privándola de tierras y de agua; defenderlos del despojo fue la causa a la que Berta Cáceres se consagró y que pagó con su vida.


Como luchadora social, Berta fue activista política. Se manifestó contra el golpe militar que derrocó al presidente Manuel Zelaya en junio de 2009; su actitud era una cuenta pendiente a cobrarle por la oligarquía, algo que no le fue perdonado. En su lucha por los derechos de la comunidad lenca fundó y presidió la Coordinadora General del Consejo Cívico Popular Indígena de Honduras COPINH, foro desde el cual desarrolló su lucha que le hizo merecedora de reconocimientos internacionales, como el Premio Shalom en Alemania, en 2012 y el Premio Medioambiental Goldman, máximo galardón, instituido en Estados Unidos para reconocer la labor de activistas que defienden la naturaleza y el medio ambiente. 


Entre los principales focos de interés en la lucha desarrollada por Berta Cáceres Flores estuvo su oposición a los desalojos violentos y a la construcción de la presa de la hidroeléctrica de Agua Zarca en el Río Gualcarque en Santa Bárbara, territorio de la comunidad lenca, obra que robaría y contaminaría las aguas que ellos necesitan para el consumo y la producción agrícola, además de ser considerado como lugar sagrado para los lencas, por la creencia de que los ríos son habitados por espíritus femeninos que se ocupan de su custodia. 


Un total desprecio a la cultura de una etnia nativa y a la vida humana, ya que no solo Berta, sino otros miembros de la comunidad lenca han sido maltratados y amenazados de muerte.


Es de lamentar que a pocos días de celebrarse el Día Internacional de la Mujer, haya que lamentar tan deplorable y vil asesinato. Es exigencia legítima exigir justicia y el total esclarecimiento de tan horrendo crimen, y que los responsables intelectuales y materiales respondan ante la ley y paguen por tan cobarde acción.


Mientras redacto estas líneas tengo ante mí un libro de cabecera: Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, cuya lectura es continuamente necesaria y de actualidad permanente. El contexto actual latinoamericano y el asedio mediático a las democracias progresistas no excluye acciones repugnantes como el asesinato de Berta Cáceres. Las venas de América Latina siguen sangrando. 

S.O.S., se nos acaba el planeta

S.O.S., se nos acaba el planeta

Hoy 30 de noviembre comenzóen París la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).  Apenas sacudiéndose el polvo del ataque terrorista, la capital francesa se convierte en sede de un evento encaminado a detener otro terrorismo, el de las transnacionales y los grandes poderes que con desenfado hacen oídos sordos a los reclamos de instituciones científicas, personalidades y realidades palpables que alertan ante el evidente y galopante holocausto planetario.
Tal parece que muchos se desentienden de tan pasmosa realidad, en la certeza de que sus bunkers los protegerán del desastre que se avecina, bajo la supuesta esperanza de que:“allá los que poco o nada tienen”.
No es un secreto que el calentamiento global está destruyendo miles de especies animales y forestales y la propia salud y supervivencia humanas. La tala de bosques no se detiene, desintegrándose así los exiguos y fatigados pulmones planetarios.
La Cumbre que sesionará hasta el 11 del entrante diciembre constituye un esfuerzo por reemplazar el exiguo e incumplido Protocolo de Kioto, que tras dieciocho años (1997) fue incapaz de sacarnos a los terrícolas del atolladero sistémico en que está metida nuestra maltratada y decadente aldea global. Aquel antiguo e incumplido Pacto firmado en Japón no incluía a Estados Unidos ni a China; esta vez se pretende incluir a toda la comunidad mundial.
Según expertos en la materia, es otra muestra de voluntad política por parte de la comunidad mundial aunque, debido a la magnitud del daño, cualquier contingencia adoptada ahora no evitarálos dos grados a que se estima ascenderá la temperatura global en las postrimerías del actual siglo XXI.
A la reunión asisten más de 140 jefes de Estado y Gobierno, lo que es uno de los cónclaves mundiales más grandes de la Organización de Naciones Unidas acontecidos fuera de su sede neoyorquina. Esperemos que esta reunión al más alto nivel redunde en la adopción de un acuerdo efectivo y de estricto cumplimiento por parte de cada país miembro.
Hace falta plena voluntad política en la actual circunstancia dominada por el neoliberalismo capitalista, fuerza que en no pocos casos controla el accionar de muchos gobiernos y, en definitiva, deciden qué se hace y qué no en cualquier ámbito; desde el cuidado planetario hasta una declaración de guerra.
El desastre ecológico es, a fin de cuentas, un terrorismo suicida ejecutado por los más ricos. Si el planeta llegara a colapsar, ellos también caerían víctimas de su propia irresponsabilidad; ante un desastre semejante nadie sabrá, entonces, si es mejor continuar vivo o haber muerto.
El planeta se nos acaba, no queda otra que intentar salvarlo. O nos salvamos todos, o todos perecemos. La cordura apunta hacia la sensata opción por que se haga prevalecer la vida.