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Sergio Farray Pichs: locutor irrepetible

Sergio Farray Pichs: locutor irrepetible

Para quienes aún no lo sepan, Sergio Farray Pichs fue uno de los locutores emblemáticos de la radio en Cienfuegos.

Junto a su excelencia profesional – dada por su versatilidad, esa cualidad de encarar cualquier género de espacio radial -, iba por añadidura un carácter sincero, afable y de buen humor.

Existen tantas anécdotas acerca de Sergio que quienes tuvimos la suerte de trabajar con él pudiéramos escribir un libro.

Farray y Kike, como le llamaban en el medio, inició su vida radial en 1958 cuando se presentó a un examen convocado en La Habana por el Ministerio de Comunicaciones, opción que no tuvo efecto debido a la situación reinante en el país durante aquel último año de la dictadura batistiana.

1958 y 1959 fueron años en los que se ejercitó en locución en la emisora CMHK del municipio cienfueguero de Cruces.

El mismo año del triunfo de la Revolución fue nombrado delegado en la Perla del Sur del recién creado Comité Nacional Pro-Defensa a Aspirantes a Locutores, entidad cuyo principal objetivo fue lograr el llamado a examen de los aspirantes a locutores que ya contaban con expedientes archivados en el Ministerio de Comunicaciones.

En 1960 Sergio obtuvo su titulación como locutor profesional; fue alumno del maestro de locutores Sergio Moreno de Ayala. Aquel mismo año solicitó ingreso en el Colegio Nacional de Locutores, al cual fue aceptado formalmente el 12 de octubre del mismo año, certificación que le avaló para la locución, ya que entonces se exigía título y pertenencia a dicho Colegio para ejercer la profesión.

Desde entonces y hasta el día de su muerte, comenzó para él un quehacer intenso y productivo en el ámbito radial, de los espectáculos y publicitario. Trabajó en la emisora CMHJ “Radio Libertad” hasta que en 1961 se convirtiera en CMHF “Radio Cienfuegos”, donde permaneció hasta su cierre por reajustes en el entonces Instituto Cubano de Radiodifusión (ICR).

Poco tiempo después fue animador de espectáculos en el Hotel Jagua y ocupó puestos de dirección como Programador y Delegado de Cultura en los municipios de Cruces y Cienfuegos.

En 1986 regresó a sus labores como locutor, esta vez en Radio Ciudad del Mar, labor que tuvo un paréntesis cuando en 1993 marchó a La Habana para ejercer – también como locutor – en Radio Cadena Habana y Radio Metropolitana.

Luego, en 1995 se reintegró al colectivo de Radio Ciudad del Mar hasta el 24 de octubre de 2004, cuando dejó de existir. Recordamos que fue domingo, y aparentemente recuperado de una dolencia cardiaca sorprendió la noticia a todos los que esperábamos su reincorporación al trabajo el lunes siguiente.

La cercanía a Sergio Farray fue una experiencia grata, lo mismo para quienes seguían sus programas como para sus compañeros de trabajo. Además de locutor dirigió varios programas, uno de ellos “Entre Mayores”, creación propia dedicada al adulto mayor. En la segunda mitad de los 80s mucha gente recuerda “De Repente” y otro espacio del domingo en la tarde, ambos revistas variadas de amplia aceptación.

Lo recuerdo cuando en 1986 era junto a Carlos de la Paz uno de los conductores de “Enfoque Científico”, espacio de los sábados que escribí y dirigí. Asimismo tuve la suerte de tenerlo como locutor en “México y sus Canciones” desde 1996 hasta sus últimos días. Entonces aquel programa devino foro para el conocimiento de la cultura mexicana en general, al punto de que varios locutores y artistas mexicanos nos visitaron para participar.

Correspondió a Sergio conducir muchos de aquellos espacios, lo cual hizo con maestría y con el sello de excelencia que siempre lo caracterizó. Reconozco que aquel programa – con respeto de todos y todas – vistió sus mejores galas con la voz y el temperamento del entrañable amigo Sergio Farray.

Y si de sellos distintivos se habla, nadie pone en duda que “De Noche y en Vivo” fue un plato fuerte en la vida profesional de Sergio, tanto en su condición de locutor como de director. Salía al aire de lunes a viernes desde las 9 hasta las 11 de la noche, y puedo afirmar que su identidad llegó a tal extremo que de solo escuchar la música o un tema tratado, sin mirar el dial, se intuía que se trataba de ese y no de otro espacio. Farray supo darle a “De Noche y en Vivo” la impronta personal y distintiva que todo ser dedicado a la radio debe procurar.

Felizmente su labor fue reconocida en reiteradas ocasiones.

En 1985 recibió la Medalla “Raúl Gómez García” por 25 años de labor ininterrumpida en el sector de la Cultura; en 1992 un diploma por el Aniversario 70 de la Radio Cubana por más de 20 años de trabajo ininterrumpido, y en reconocimiento a su labor realizada con abnegación y modestia en la rica historia de la Radio Cubana.

Fue acreedor de varios diplomas de reconocimiento por su participación en espacios premiados en los Festivales Provincial y Nacional de la Radio, y obtuvo la categoría de Locutor de Primer Nivel, en la evaluación realizada en el sector artístico. Durante su estancia en Radio Cadena Habana fue miembro de su Consejo Artístico, condición que también ejerció tras su regreso a Radio Ciudad del Mar en 1995.

Todo lo dicho acerca de Sergio Farray Pichs sirve para que quienes no lo conocieron sepan parte de su trayectoria. Los reconocimientos y distinciones hablan por sí, pero lo más valioso de su quehacer en la radio es que continúa vivo en el recuerdo y en los corazones de quienes un día tras otro seguían los programas donde hizo gala de su arte y de su indiscutible amor a la radio.

Radioagresiones: la otra guerra

Radioagresiones: la otra guerra

Cuba y Estados Unidos han iniciado un diálogo para restablecer relaciones diplomáticas. Es un proceso relativamente largo y complicado: algo más de medio siglo de distanciamiento y tirantez no se supera en poco tiempo.

Nuestra Isla ha sido víctima durante todas estas décadas de innumerables formas de agresión. El bloqueo de Estados Unidos contra Cuba tiene ya un carácter extraterritorial, y ha devenido en un permanente acoso a la nación caribeña para impedir a toda costa su desarrollo y la implementación de sus proyectos en materia alimentaria, de salud y educación.

La prensa y muchos libros especializados dan testimonio de ello; para un país pequeño como el nuestro constituye una verdadera proeza sostener con calidad sus programas de amplio alcance social.

Entre las muchas formas de agresión contra Cuba, la invasión de su espacio radioeléctrico ha sido y es una de las más evidentes, de carácter abiertamente subversivo guerrerista. No se trata – como se ha pretendido hacer ver – de la libre difusión de ideas, sino de una penetración dentro del espacio territorial cubano, en este caso radioeléctrico, para diseminar propaganda, para crear desaliento contra el proyecto cubano e incentivar la desobediencia civil.

Por ello cualquier normalización, más allá de la reanudación de relaciones, transita invariablemente por la suspensión incondicional de esa práctica que daña sensiblemente la soberanía nacional del Estado cubano.

Cuba ha sido y es respetuosa de los acuerdos internacionales. Para los menos jóvenes recordemos que antes de 1985 – antes del engendro de la mal llamada Radio Martí, la Voz de los Estados Unidos de América (VOA) transmitía los siete días de la semana en los horarios de la mañana y la tarde su programación en onda corta, así como en la frecuencia de los 1180 KHz de la onda media. La VOA podía escucharse en Cuba y jamás se le interfirió, a pesar de que parte de su programación tenía un componente anticubano.

Fue mucho después cuando Cuba, en pleno ejercicio de su soberanía, decidió anular las transmisiones radiales declaradamente anticubanas; un derecho inalienable en la defensa de su espacio radioeléctrico.

Años después de la radio subversiva comenzaron las transmisiones televisivas - ¡que jamás han sido vistas! – y que debido a continuados escándalos evidencian cómo funcionarios corruptos de origen cubano se han enriquecido a costa de ellas. En más de una ocasión los desfalcos y desvíos financieros protagonizados en la Oficina de Transmisiones a Cuba han sido tema de debates en instancias del Congreso estadounidense. En resumen, que las transmisiones hacia Cuba no son otra cosa que eso: un negocio más, combinado con su esencia injerencista hacia un Estado soberano.

El pasado lunes 26 de enero Betty McCollum, representante demócrata por el estado de Minnesota, presentó un anteproyecto de ley para eliminar el financiamiento de la Oficina de Transmisiones a Cuba, aduciendo que Radio y TV Martí son un método obsoleto en el nuevo contexto de las relaciones entre los dos países.La representante reconoce que los contribuyentes estadounidenses han tenido que cargar el fardo de $770 millones de dólares para sostener ambos inviables proyectos. Corresponde ahora al Congreso pronunciarse al respecto.

Las transmisiones de Radio y TV dirigidas a Cuba tienen un carácter de ocupación territorial de similar categoría al caso de la Base Naval de Guantánamo. Por ello, una normalización plena de las relaciones entre ambos países pasa, inexorablemente, por ambas soluciones.

Es de esperar que el sentido común se sobreponga a otro tipo de intereses y con la aprobación del anteproyecto se dé mayor luz al camino que ambos países deben recorrer para encontrar puntos en común respetando diferencias.

Con toda razón expresó el Presidente Raúl Castro en su discurso en la III Cumbre de la CELACeste 28 de enero en Costa Rica: … “El restablecimiento de las relaciones diplomáticas es el inicio de un proceso hacia la normalización de las relaciones bilaterales, pero esta no será posible mientras exista el bloqueo, no se devuelva el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo, no cesen las trasmisiones radiales y televisivas violatorias de las normas internacionales, no haya compensación justa a nuestro pueblo por los daños humanos y económicos que ha sufrido.”

Esas son las premisas. Es cuestión de principios, y los principios son sagrados.

Carpentier: La realidad creadora de la radio es también una maravilla

Carpentier: La realidad creadora de la radio es también una maravilla

Este 26 de diciembre se cumple el aniversario 110 del nacimiento del novelista, musicólogo e investigador cubano Alejo Carpentier; motivo para que la Editorial Letras Cubanas presente en su sábado del libro el título Guerra del tiempo de Alejo Carpentier, el cual agrupa parte de su tesoro narrativo.

A un siglo y una década de su natalicio, gloria de las letras hispánicas, admira contemplar a una figura de su estatura asumir la radio como medio de difusión por excelencia; incluso aportándole recursos e ideas en el afán de otorgarle categoría de nuevo arte.

Carpentier trajo a Cuba desde París grandes experiencias del quehacer radiofónico, siendo el aspecto dramatúrgico el que más interés despertó en él, al extremo de considerar a la radio de su tiempo urgida de una preceptiva. Después de haber leído más de una vez el libro Alejo Carpentier y la Radio, de Oscar Luis López, llegué a la conclusión de que fue uno de los grandes práctico-teóricos del arte radiofónico, imprescindible de estudiar para una interpretación de los objetivos del medio, así como de los recursos para alcanzarlos.

Uno de los aspectos que más atrajeron a Carpentier fue su certeza de las infinitas posibilidades de la radio, al extremo de imaginar variedad de géneros hasta entonces desconocidos en el umbral de perspectivas de un medio que apenas nacía; por ello en aquel momento con limitaciones. En fecha temprana para la radio como el 17 de diciembre de 1933 publicó en la revista Carteles un artículo titulado “El radio y sus nuevas posibilidades”, donde expresa… “que urge crear un Arte radiofónico, una preceptiva del radio, del mismo modo que existe un Arte poético y una preceptiva literaria. Las posibilidades del radio son ilimitadas. Mil géneros inéditos, pueden nacer a su amparo. Basta enfocarlo con un poco de imaginación y de iniciativa”.

Entre los otros aportes de Carpentier a la radio cuenta lo relacionado con la unidad radial. Fue para él una constante la necesidad de la fusión de la música - en su dimensión dramatúrgica – junto al texto como un todo. Estuvo convencido de lo desacertado que resultan los espacios no musicales donde la música no va en función del texto; así como de la necesaria búsqueda por parte de los radialistas de sonoridades novedosas a partir de elementos integradores del mensaje radiofónico; se pronunció así con plena propiedad porque él mismo ejerció la radio con rigor y profesionalidad, y tempranamente cayó en la cuenta de que la dramaturgia – a partir de sus sonoridades – puede originar numerosos efectos en el subconsciente de cada radioescucha.

Opino que – más que mencionar una tras otra sus frases textuales – vale mejor una relectura de sus puntos de vista que constituyen en sí postulados preceptivos a ser aplicados en nuestro medio acorde a las realidades y públicos de cada época, y en función de los destinatarios específicos de cada espacio. Es una exhortación sincera, principalmente para quienes se inician en este medio y para aquellos y aquellas que sueñan con la idea de ejercerlo algún día. Comencemos por el libro que escribiera Oscar Luis López para revelarnos las inquietudes de un cubano universal cuyo aniversario 110 ahora conmemoramos. Empeñarnos ahora mismo en esta lectura será una buena manera de celebrarlo.

Precursor de lo real maravilloso en las letras, Carpentier nos enseñó que la realidad creadora de la radio es también una maravilla.

Textos cubanos sobre locución

Textos cubanos sobre locución

Cualquier persona interesada por conocer cómo funciona la radio puede encontrar textos publicados en idioma castellano; unos originales de autores de habla hispana y no pocas traducciones, principalmente del inglés. Lo más difícil – claro que no imposible -es acceder a libros o manuales dedicados a la enseñanza de la locución. Algunos autores dedicados al Radioperiodismo abordan cuestiones elementales del habla, en particular cuando se trata de la realización de entrevistas.

El 22 de agosto de 1922 surcó el éter la primera transmisión de la radio cubana. El nuevo medio de comunicación contaba entonces con un personal netamente empírico, lo cual se explica por haber sido entonces un acontecimiento primordialmente tecnológico y deslumbrante, no como lo que hoy es, y todavía cada uno interpreta a su modo: -“¿Dónde y en qué momento surge y se acentúa el criterio de que la radio es un simple “medio de transmisión meramente informativo”, una “institución sociocultural”, un “periódico hablado”, en fin, infinidad de calificativos, menos el de “un nuevo arte”?” (1)

Las primeras voces de nuestra radio – como en el resto del mundo – fueron empíricas. Curioso que después de muchos años de instaurado el medio, incontables de sus mejores protagonistas continúen siéndolo. Sería casi axiomático afirmar que la práctica viene primero para proveer experiencias que más tarde se manifiestan como teorías, no por ello inmunes a nuevas transformaciones. Ello no niega la necesidad de que existan libros y manuales cuya propuesta sea la enseñanza del quehacer radial en sus más diversas especialidades, una de ellas la locución, de importancia trascendente.

Dejar de lado el estudio de las profesiones y oficios dentro de la radio es desestimar la experiencia acumulada durante décadas por quienes una y otra vez afrontaron, y experimentaron su quehacer.

Cuba es uno de los países donde mayor interés se ha manifestado históricamente por el aprendizaje del arte de la locución. Podemos afirmar con sano orgullo que la profesión -oficio de locutor(a)- es valorada altamente en nuestro país, dedicándole horas y textos para su formación y perfeccionamiento.

Tras un rápido balance, podemos afirmar que alrededor de la década de los 40s, el abogado y locutor Luis A. Vilardel Adán “…además de impartir clases de locución, escribió un libro que tituló Microvoz… el mayor esfuerzo por hacer de la locución un arte…” (2)

En 1950 Modesto Vázquez, decano de la radio en Cuba, publicó su libro “Oratoria Radial”, donde trata aspectos fonéticos y de dicción en general, aunque básicamente encaminados a enseñar la intencionalidad y énfasis de los anuncios comerciales; hecho justificado en su época por la existencia de una radio comercial ya consolidada, lo que no resta importancia a dicha obra que en nuestros días merece estudio y análisis desde la actual perspectiva política, económica y social cubana.

Después del triunfo de la Revolución, el locutor y director de programas de radio Aurelio Rodríguez Valdés (Yeyo) publicó un folleto titulado “Manual de Radio” con aspectos elementales de la locución. De adolescente tuve en mis manos un ejemplar de “Oratoria Radial”, propiedad del ya fallecido locutor Felipe Lanier Medina. Tengo referencias del “Manual de Radio” gracias a mi amigo Humberto Albanés López, decano de la radio en Cienfuegos, quien lo vio cuando su autor obsequió un ejemplar (entre finales de los 70s y comienzos de los 80s) al desaparecido locutor Alberto Artiles Mendoza.

En 1989 el radialista e investigador en Lingüística de la Academia de Ciencias en Santiago de Cuba, Alfredo Casanellas O’Callaghan, publicó el libro “Introducción al Periodismo y la Locución Radial” (3) en cuyo contenido esboza aspectos elementales acerca de la oratoria radial, como la velocidad al hablar, la lectura, valoración del texto, signos de puntuación, elementos para la locución de algunos géneros, el periodista ante el micrófono, y otros temas.

El libro de Casanellas O’Callaghan resulta abarcador y ofrece una panorámica general de todos los quehaceres del medio, incluyendo la locución.

Escribiendo en retrospectiva, en 1984 el destacado locutor cubano Frank Guevara publicó “La locución: técnica y práctica” (4), libro que desde mi punto de vista constituye el texto más completo publicado – al menos en Cuba – concretamente para la enseñanza de esta importante profesión-oficio.

En la obra se explican profusamente aspectos fonético-fisiológicos; cómo proyectarse ante cada tipo de micrófonos; un compendio técnico-práctico de la radio en sentido general, así como aspectos gramaticales, de pronunciación e interpretación; todo precedido de un primer capítulo acerca de la importancia social de la locución, y de una síntesis histórica de la radio en Cuba.

Hoy vale preguntar cuántos locutores y aspirantes a serlo tratan de agenciarse – aunque sea por préstamo, pues la edición está agotada – un ejemplar para estudiar las propuestas del maestro Frank Guevara. Es permanente necesidad que nuestros locutores y locutoras profundicen sus conocimientos técnicos y el bagaje de cultura general; algo a lo que voy a referirme en un próximo trabajo.

Para finalizar reafirmo que en Cuba tenemos el privilegio de contar con profesionales de la locución que con espíritu altruista dejan el legado de su experiencia a las nuevas generaciones, algo que merece más que un simple agradecimiento.Estudiarlos – y en lo posible enriquecer sus obras con nuevos aportes –debiera ser la mejor forma de expresar esa gratitud.

(1) Alejo Carpentier y la Radio, Oscar Luis López, Editorial Letras Cubanas, La Habana, Cuba. 2003 p.p. 37-38
(2) La Radio en Cuba, Oscar Luis López, Editorial Letras Cubanas, La Habana, Cuba. 1988 p.218
(3) Introducción al Periodismo y la Locución Radial, Alfredo Casanellas O’Callaghan, Editorial Pablo de la Torriente, La Habana, Cuba, 1988.
(4) La locución: técnica y práctica, Frank Guevara, Editorial Oriente, Santiago de Cuba. 1984.

Rinden homenaje a José Revueltas

Rinden homenaje a José Revueltas

Diario de Xalapa
27 de noviembre de 2014


Xalapa, Veracruz.- Con una charla en la cual se analizará la relevancia social y cultural de la obra de José Revueltas, y un concierto de la Orquesta de Cámara de Xalapa, hoy, a partir de las 18 horas en el auditorio del Museo de Antropología de Xalapa (MAX), se rendirá homenaje al escritor duranguense con motivo del centenario de su nacimiento.

Los investigadores Edith Negrín y Philippe Cheron hablarán sobre la vida y obra del escritor y activista político nacido el 20 de noviembre de 1914 en Durango, considerado un autor clave del siglo XX en las letras mexicanas y cuya vasta creación literaria incluye novela, cuento, teatro, guion cinematográfico, trabajos periodísticos y ensayos.

Edith Negrín es profesora e investigadora en la UNAM y ha escrito libros, artículos y diversos ensayos en revistas especializadas y libros colectivos sobre textos de escritores mexicanos, como José Revueltas, Renato Leduc, Luisa Josefina Hernández, José Emilio Pacheco, entre otros.

A su vez, Philippe Cheron es investigador y uno de los especialistas más importantes en la obra de Revueltas. Traductor de varios de sus libros al francés, es también autor de los ensayos El árbol de oro: el pesimismo ardiente de José Revueltas y Las líneas discontinuas: treinta pinturas sobre algunos paralelismos y otras bifurcaciones.

Junto con su esposa Andrea Revueltas, ha coordinado la publicación de los más de 20 tomos de las obras completas del autor de títulos como El apando y El luto humano.

Tras la charla, la Orquesta de Cámara de Xalapa, dirigida por Rey Alejandro Conde, interpretará un programa con música de Silvestre Revueltas, el hermano mayor del escritor homenajeado, que incluye las obras Cinco canciones para niños, que serán cantadas por la soprano Guadalupe Colorado, y Ocho por radio.

La invitación realizada por la Dirección General de Difusión Cultural de la UV está abierta a todo público. La entrada es libre.

Fuente: http://www.oem.com.mx/eloccidental/notas/n3620537.htm

Radio Progreso y Cinema del Aire

Radio Progreso y Cinema del Aire

La Radio Cubana exhibe una historia tan amplia y diversa como exitosa. Es acertado afirmar que contamos con una radio que ha marcado y continúa marcando pautas en su quehacer. Las nuevas tecnologías son una ventaja al tiempo que un reto; cada avance en ciencia y tecnología resuelve muchos problemas mientras implica riesgos, entre ellos acudir a un facilismo que puede atentar con virtudes tales como la memoria sonora, realidades que los(as) radialistas no desconocen.
Al pasar revista a la radio que desde hace decenios se hace en Cuba, sus primeros atributos haa nuestros días son talento, creatividad y amor puestos por su gente en la cotidianidad.
Oteando en viejas revistas – que tanto revelan acerca de esto –encontré una del año 1947 entre cuyas informaciones aparece el anuncio de un programa producido y conducido por el Dr. Luis A. Vilardell Adán. Aquel anuncio me atrajo a tal extremo que en el año 2012 me comuniqué telefónicamente con Radio Progreso, emisora por donde se transmitía el espacio.
Fue grande mi asombro cuando, al preguntar a algunos, prácticamente nadie recordaba nada acerca de ese programa y de su conductor, a excepción del realizador Iván Pérez y la actriz Marta Velazco. Agradezco la gentileza de ambos al enviarme un recorte con una foto de Luis Vilardell, junto con una síntesis muy breve de su persona. Extravié la foto en una de esas tediosas reprogramaciones de software a la que nos obliga la realidad informática, hasta que felizmente pude escanear la foto del mencionado locutor desde la revista donde supe de aquel programa.
Pienso haberme recreado demasiado en introducciones, pues las consideré necesarias. Refiriéndome al programa en particular, se trató de “Cinema del aire”, patrocinado por “La Cadena Partagás del Aire”, y transmitido por CMBC y COBC Radio Progreso. Era una edad de oro para los cines mexicano y argentino; las salas cinematográficas de toda Cuba se atestaban de públicos que seguían los estrenos y, más aún, disfrutaban una y otra vez con aquellas películas donde tangos, rancheras, corridos, risas y lágrimas eran entonces una misma realidad.
¿Cómo era el Cinema del Aire? Pues su productor y conductor tenía como tarea grabar todos los diálogos y efectos sonoros de cada película, sintetizarlos e insertarles una narración que ubicara escenográficamente los hechos. Aquello no era otra cosa que adaptar a la radio una película, y transmitirla íntegramente. Fue un esfuerzo exitoso que, según testimonios de personas con quienes lo he comentado, mantuvo un amplio y firme rating de audiencia.
Cinema del Aire era transmitido semanalmente en los horarios de 3 de la tarde y 9 y media de la noche. El propósito logrado fue llevar el cine a la radio manteniendo la fidelidad del lenguaje cinematográfico, adaptándolo a los códigos de nuestro medio. Redactar estas líneas resulta fácil, pero imagino que para el colectivo de trabajo encabezado por el Dr. Luis A. Vilardell Adán no lo sería tanto como para mí contarlo.
Ver la película previamente, memorizar su argumento, grabar su banda sonora y confeccionar un discurso narrativo que sustituyera la escenografía visual, son trabajos dignos de encomio máxime en una época como la década de los 40s cuando las grabadoras de cinta magnetofónicas eran rudimentarias; muchas grabaciones se hacían con agujas sobre placas de acetato, y la señal radial adolecía de poca fidelidad y no pocos ruidos estáticos.
Me extendí en la introducción de modo intencional. Hoy contamos con nuevas tecnologías que son un reto. También lo es mantenerse a la altura de los pioneros de la Radio Cubana, quienes con tan poco hicieron tanto. Aceptemos el desafío.

Radio y Actualidad

Radio y Actualidad

Es complicado hablar de futuro cuando el presente – el hoy y el ahora –propone afrontar retos, vencer deficiencias y ocuparnos en la búsqueda de soluciones. Puede que a muchos no les parezca sensato asumir los desafíos de la radio con un espíritu demasiado futurista; sin embargo, opino que la radio debe ser asumida con visión de futuro, más allá de su pasado y afanes presentes.

Como medio de difusión y canal tecnológico venció la prueba del tiempo a pesar de otras invenciones seductoras. La respuesta a ello es el sostenimiento de una funcionalidad y sentido de ser: es un medio accesible; relativamente económico a la hora de generar sus productos; de largo alcance e inmediato. Con pocos recursos se hace radio y se puede acceder a una geografía lejana.

La televisión y la Internet también lo han conseguido a un mayor costo económico para quienes elaboran sus productos comunicativos y, más aún, para los públicos. Lamentablemente no todas las personas, independientemente del nivel de desarrollo local o regional, poseen computadoras o recursos para costearse el acceso doméstico a Internet. En cambio el ser humano más humilde, apartado e incluso marginado, puede tener un receptor de radio.

De otro lado somos testigos de la extinción de buena parte de las emisiones internacionales de onda corta, reducidas muchas veces por recortes económicos y otras por cálculos políticos – tengamos presente que la radio ha sido muchas veces un medio de penetración política y dominación económica por parte de países con mayor desarrollo – basados en intereses muy puntuales. Si en un “antes” se le aprovechó por potencias imperiales, hoy la dejan de lado por considerarla inapropiada para ciertos propósitos. De esa radio capaz de proyectarse desde un país hacia puntos distantes, hay también ejemplos como impulsoras de una cultura del conocimiento y solidaridad.

La radio dirigida al exterior se sustenta en el trabajo de traductores, departamentos por áreas geográficas lo que implica un costo más elevado que las radios comunitarias, locales y nacionales. Es cierto que la onda corta se halla en franca desventaja frente a los sonidos digitales de la frecuencia modulada; resulta alentador, en cambio, que mundialmente se trabaje en pro de una radio digital de largo alcance capaz de suplir la onda corta, proporcionando un sonido de mejor calidad.

Al atender otro aspecto de la realidad, la radio enfrenta nuevos retos a partir de un mayor compromiso con su época, con todo cuanto difunde y cómo es capaz de hacerlo. No se debe perder la perspectiva de que una emisora de radio es una institución espejo de los valores de sus lugares de origen; por tanto debe manifestarse como expresión objetiva de su realidad social. Jamás debe de supeditarse lo comunitario, local, nacional y regional en aras de una supuesta universalidad que, lejos de serlo, relega lo mejor del patrimonio sonoro.

La radio tiene frente a sí ese y muchos desafíos. El primero radica en manifestarse como un medio de su tiempo a la par que consolida, amplía y fortalece sus vínculos con su público para que éste asuma una verdadera condición de coprotagonista.

Confío en que la lectura sirva a los propósitos de quienes aman y reconocen la vigencia del discurso radial, sus posibilidades y límites. La radio de nuestro tiempo heredó un quehacer meritorio al cual dio continuidad y aportes novedosos. Ello no significa que debamos abogar por una radio vieja “al estilo” viejo; para lo cual no basta con cambiar el discurso y hablar de cosas nuevas. Hace falta reconocer que muchos formatos y géneros requieren ser modificados unos, y desechados otros. La radio sobrevive, pero debe adaptarse a nuevas realidades.

No olvidemos que la radio, como todo, cumple una misión en cada etapa. En la radio capitalista y en su fase monopolista predominó una programación que hoy pudiéramos denominar “kitsch”; su época posibilitó una radio dramatiza lacrimógena y en ocasiones simplista que, por el conocimiento de la audiencia posibilitó a muchos anunciantes posicionarse en el mercado.

Los tiempos ya son diferentes y no es el mismo público, cuya cultura general merece productos radiales que siendo atractivos resulten cualitativamente superiores – no digo mejores – simplemente en correspondencia con la realidad actual, en este mundo de los reproductores de audio portátiles, la Internet y la televisión digital. El sostenimiento de géneros y productos pasados de moda es, además de un anacronismo, una carga demasiado pesada para una radio que necesita invertir sus presupuestos de la mejor manera. Imitar a la radio de ayer al pie de la letra – fuere en forma o en contenido – será la mejor manera de traicionarla.

Otra necesidad de la radio actual es contar con una crítica especializada; la televisión y el cine la tienen, no así la radio, al menos de modo palpable que se haga sentir. Por lo general son las propias radioemisoras las encargadas de enfocar su quehacer autocríticamente. Aunque valga reconocer el mérito, esa clase de crítica desde adentro no basta. La mayoría de las veces adolece de objetividad por fundamentarse en sus propios criterios y en el gusto o aceptación parcial de la radioaudiencia; es decir, los que escriben, llaman por teléfono, responden las frías preguntas de una encuesta, o de algún modo participan, principalmente en programas dedicados a saludar y complacer peticiones musicales, sin dejar de contar con las simpatías o apatías personales.

En resumen, su padecimiento – quiérase o no – sería la carencia de objetividad. La crítica saludable debe llegar desde afuera, realizada por un personal especializado sin que por ello se desestimen las sugerencias del público. Hay que no confundir gusto con calidad, que ojalá sí coincidan.

Prefiero que lo expresado aquí provoque opiniones encontradas que conduzcan a un debate sincero en lugar de indiferencia. De ser así, ya es ganancia.

El Puente de las Damas, de Enrique Ibarra Pedroza

El Puente de las Damas, de Enrique Ibarra Pedroza

Hace poco llegó a mis manos un ejemplar de este libro, fruto de la investigación y el talento del Lic. Enrique Ibarra Pedroza, y la insistencia, – como el autor expresa en los Agradecimientos – del Ing. Juan Marull Tomás, una de las personalidades más ilustres en la Guadalajara jalisciense de nuestro tiempo.

Como acostumbro cada vez que me agencio una buena obra, antes de comenzar la lectura voy directamente al índice para enterarme de todo su contenido. El Puente de las Damas, como se titula, nos cuenta de un lugar antiguo de la ciudad tapatía que data del siglo XIX que yace hoy bajo la urbe moderna, cuyo rescate y restauración constituyen una de las más legítimas exigencias para el rescate de un área de tanto valor histórico como patrimonial.

Si interesante resulta leer la historia acerca de los orígenes del Puente de las Damas, otra virtud del libro es que nos toma de la mano para en alas de la imaginación y datos producto de una fecunda investigación, para explicarnos la historia de toda esta gran ciudad devenida esencia y presencia de México en el mundo.

A la pluma del investigador histórico se une el talento del escritor que nos hace conocer aspectos interesantes relacionados con la fundación de la ciudad – que por cierto, en un principio no estuvo donde hoy – además de darnos un recorrido por el memorable barrio de Mexicaltzingo y Analco. No falta lo anecdótico conjugado con fotos antiguas, ilustraciones y planos de la Perla de Occidente.

Con El Puente de las Damas se puede conocer buena parte de la historia de Guadalajara con una amenidad y riqueza documental de la que probablemente adolezcan muchos textos especializados.

El libro invita, finalmente, a un proyecto de rescate de tan preciosa alameda que reposaba encima de las aguas y que, de lograrse, pudiera desvelar muchas historias tan nuevas y deslumbrantes como las contenidas en sus valiosas páginas.