Radio Progreso y Cinema del Aire
La Radio Cubana exhibe una historia tan amplia y diversa como exitosa. Es acertado afirmar que contamos con una radio que ha marcado y continúa marcando pautas en su quehacer. Las nuevas tecnologías son una ventaja al tiempo que un reto; cada avance en ciencia y tecnología resuelve muchos problemas mientras implica riesgos, entre ellos acudir a un facilismo que puede atentar con virtudes tales como la memoria sonora, realidades que los(as) radialistas no desconocen.
Al pasar revista a la radio que desde hace decenios se hace en Cuba, sus primeros atributos haa nuestros días son talento, creatividad y amor puestos por su gente en la cotidianidad.
Oteando en viejas revistas que tanto revelan acerca de esto encontré una del año 1947 entre cuyas informaciones aparece el anuncio de un programa producido y conducido por el Dr. Luis A. Vilardell Adán. Aquel anuncio me atrajo a tal extremo que en el año 2012 me comuniqué telefónicamente con Radio Progreso, emisora por donde se transmitía el espacio.
Fue grande mi asombro cuando, al preguntar a algunos, prácticamente nadie recordaba nada acerca de ese programa y de su conductor, a excepción del realizador Iván Pérez y la actriz Marta Velazco. Agradezco la gentileza de ambos al enviarme un recorte con una foto de Luis Vilardell, junto con una síntesis muy breve de su persona. Extravié la foto en una de esas tediosas reprogramaciones de software a la que nos obliga la realidad informática, hasta que felizmente pude escanear la foto del mencionado locutor desde la revista donde supe de aquel programa.
Pienso haberme recreado demasiado en introducciones, pues las consideré necesarias. Refiriéndome al programa en particular, se trató de Cinema del aire, patrocinado por La Cadena Partagás del Aire, y transmitido por CMBC y COBC Radio Progreso. Era una edad de oro para los cines mexicano y argentino; las salas cinematográficas de toda Cuba se atestaban de públicos que seguían los estrenos y, más aún, disfrutaban una y otra vez con aquellas películas donde tangos, rancheras, corridos, risas y lágrimas eran entonces una misma realidad.
¿Cómo era el Cinema del Aire? Pues su productor y conductor tenía como tarea grabar todos los diálogos y efectos sonoros de cada película, sintetizarlos e insertarles una narración que ubicara escenográficamente los hechos. Aquello no era otra cosa que adaptar a la radio una película, y transmitirla íntegramente. Fue un esfuerzo exitoso que, según testimonios de personas con quienes lo he comentado, mantuvo un amplio y firme rating de audiencia.
Cinema del Aire era transmitido semanalmente en los horarios de 3 de la tarde y 9 y media de la noche. El propósito logrado fue llevar el cine a la radio manteniendo la fidelidad del lenguaje cinematográfico, adaptándolo a los códigos de nuestro medio. Redactar estas líneas resulta fácil, pero imagino que para el colectivo de trabajo encabezado por el Dr. Luis A. Vilardell Adán no lo sería tanto como para mí contarlo.
Ver la película previamente, memorizar su argumento, grabar su banda sonora y confeccionar un discurso narrativo que sustituyera la escenografía visual, son trabajos dignos de encomio máxime en una época como la década de los 40s cuando las grabadoras de cinta magnetofónicas eran rudimentarias; muchas grabaciones se hacían con agujas sobre placas de acetato, y la señal radial adolecía de poca fidelidad y no pocos ruidos estáticos.
Me extendí en la introducción de modo intencional. Hoy contamos con nuevas tecnologías que son un reto. También lo es mantenerse a la altura de los pioneros de la Radio Cubana, quienes con tan poco hicieron tanto. Aceptemos el desafío.
Al pasar revista a la radio que desde hace decenios se hace en Cuba, sus primeros atributos haa nuestros días son talento, creatividad y amor puestos por su gente en la cotidianidad.
Oteando en viejas revistas que tanto revelan acerca de esto encontré una del año 1947 entre cuyas informaciones aparece el anuncio de un programa producido y conducido por el Dr. Luis A. Vilardell Adán. Aquel anuncio me atrajo a tal extremo que en el año 2012 me comuniqué telefónicamente con Radio Progreso, emisora por donde se transmitía el espacio.
Fue grande mi asombro cuando, al preguntar a algunos, prácticamente nadie recordaba nada acerca de ese programa y de su conductor, a excepción del realizador Iván Pérez y la actriz Marta Velazco. Agradezco la gentileza de ambos al enviarme un recorte con una foto de Luis Vilardell, junto con una síntesis muy breve de su persona. Extravié la foto en una de esas tediosas reprogramaciones de software a la que nos obliga la realidad informática, hasta que felizmente pude escanear la foto del mencionado locutor desde la revista donde supe de aquel programa.
Pienso haberme recreado demasiado en introducciones, pues las consideré necesarias. Refiriéndome al programa en particular, se trató de Cinema del aire, patrocinado por La Cadena Partagás del Aire, y transmitido por CMBC y COBC Radio Progreso. Era una edad de oro para los cines mexicano y argentino; las salas cinematográficas de toda Cuba se atestaban de públicos que seguían los estrenos y, más aún, disfrutaban una y otra vez con aquellas películas donde tangos, rancheras, corridos, risas y lágrimas eran entonces una misma realidad.
¿Cómo era el Cinema del Aire? Pues su productor y conductor tenía como tarea grabar todos los diálogos y efectos sonoros de cada película, sintetizarlos e insertarles una narración que ubicara escenográficamente los hechos. Aquello no era otra cosa que adaptar a la radio una película, y transmitirla íntegramente. Fue un esfuerzo exitoso que, según testimonios de personas con quienes lo he comentado, mantuvo un amplio y firme rating de audiencia.
Cinema del Aire era transmitido semanalmente en los horarios de 3 de la tarde y 9 y media de la noche. El propósito logrado fue llevar el cine a la radio manteniendo la fidelidad del lenguaje cinematográfico, adaptándolo a los códigos de nuestro medio. Redactar estas líneas resulta fácil, pero imagino que para el colectivo de trabajo encabezado por el Dr. Luis A. Vilardell Adán no lo sería tanto como para mí contarlo.
Ver la película previamente, memorizar su argumento, grabar su banda sonora y confeccionar un discurso narrativo que sustituyera la escenografía visual, son trabajos dignos de encomio máxime en una época como la década de los 40s cuando las grabadoras de cinta magnetofónicas eran rudimentarias; muchas grabaciones se hacían con agujas sobre placas de acetato, y la señal radial adolecía de poca fidelidad y no pocos ruidos estáticos.
Me extendí en la introducción de modo intencional. Hoy contamos con nuevas tecnologías que son un reto. También lo es mantenerse a la altura de los pioneros de la Radio Cubana, quienes con tan poco hicieron tanto. Aceptemos el desafío.
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