Roberto Busto: Todo por la Radio
Lo percibo como un hombre serio y con elevado sentido de sus responsabilidades. Recuerdo conocerlo desde mediados de los 60s cuando Cienfuegos aún pertenecía a la provincia de Las Villas. Lo conocí como una de tantas personas que unían a su trabajo la responsabilidad (no remunerada) de escribir y conducir programas de radio. Fueron tiempos difíciles y, tal vez por eso hermosos. La gente no daba, sino que se daba sin esperar ni desear nada a cambio; y no es que esperar o desear una retribución sea ausencia de virtud, todo lo contrario, sino que el momento histórico no dejaba tiempo ni lugar para pensar en la recompensa: estábamos construyendo la mayor recompensa para todos, un futuro mejor. Es por esta y muchas razones que experimento pesar cuando tan poco o nada se dice que personas que tanto dieron por amor y sentido del deber. Uno de ellos es Roberto Busto Jiménez (20-5-1938); licenciado en Educación en la especialidad de Ciencias Sociales e Historia, fundador de los Comités de Defensa de la Revolución, Alfabetizador, Presidente de la Unión de Periodistas de Cuba en la región de Cienfuegos a mitad de los 60s y quien llegó a ser también Presidente de la Unión de Historiadores en Cienfuegos. Pero lo que ocupa estas líneas es la labor que desempeñó como radialista. Su historia en nuestro medio se remonta al año 1957, cuando producía y conducía el programa “¡Ah pero usted no lo sabía!” en Radio Popular, de lunes a sábado a las 5 de la tarde con media hora de duración. Luego en 1962 se inició en labores como corresponsal voluntario del sector de la Educación para el Noticiero de la entonces emisora Radio Tiempo. Su condición de joven revolucionario le hizo comentarista ocasional con editoriales para el programa que entonces tenían las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI); participó como comentarista en el Noticiero Deportivo. Roberto Busto fue alumno de la Escuela de Locutores “Miguel Buendía” que funcionó en Cienfuegos durante los primeros años del triunfo de la Revolución, en la cual compartió con compañeros suyos de la talla de Juan Varela Pérez, fundador de la iniciativa y uno de sus profesores. En sus inquietudes como radialista, escribió y condujo el programa “Pregunte Usted”, con marcado propósito de difusión cultural. El espacio tenía media hora de duración de lunes a sábado, primero, y luego de lunes a viernes en el horario de la tarde a las 5, y se mantuvo al aire hasta 1970 cuando junto con la Escuela Técnica Industrial “Cinco de Septiembre” de la cual fue profesor, marchó a la zafra. Hace pocos días, conversando con él, me comentaba que daba muchas notas de carácter científico y cultural, así como curiosidades de la naturaleza; intercalaba música cuyos títulos se anunciaban al final del espacio. Los domingos, día en que la mayoría de las personas descansamos, él iba a la emisora a las 3 de la tarde para conducir el programa “Telescopio Mundial”, que duraba media hora y estaba dedicado a informar acerca de la actualidad, entonces se hizo una convocatoria para escuchar propuestas para un nuevo nombre. En aquella época Radio Tiempo, y luego Radio Ciudad del Mar, no contaban con estudios de grabación ni edición. Los programas especiales que requerían grabación había que hacerlos después de las 12 de la medianoche, cuando la planta cesaba sus transmisiones. Había que grabar y editar simultáneamente de principio a fin; si alguien se equivocaba o se cometía algún error en la edición “in situ”, era necesario empezar desde el inicio. Fue en tales condiciones que escribió y dirigió dramatizados especiales acerca del 13 de Marzo, la Revolución de Octubre y otros, donde el elenco estaba formado por los 12 trabajadores que tenía la emisora en plantilla, quienes se ocupaban de las trasmisiones durante 18 horas diarias, cubriendo los espacios noticiosos y de variedades. Roberto Busto es parte de un nutrido grupo de radialistas voluntarios que en su momento dieron el paso al frente y alternaron sus responsabilidades diarias con sus desinteresadas colaboraciones. Un grupo al que pueden sumarse muchos nombres más, algunos de ellos lamentablemente olvidados. Por lo que este profesional realizó con modestia, me di a la tarea de localizarlo. En nuestra plática le hice algunas preguntas que respondió con firmeza y convicción.
- ¿Qué le motivó a hacer radio en su juventud?
La radio y el periodismo me gustaron desde niño. A veces en la escuela hacíamos periodiquitos y los repartíamos, desde la primaria. Me recuerdo que los demás muchachos siempre los buscaban para leer, pues poníamos cosas simpáticas. De mayor me gustó colaborar en los distintos medios.
- Al paso del tiempo y a la luz de aquellas experiencias como radialista, y ahora como radioyente, ¿qué consejo o sugerencia tiene para las nuevas generaciones que como usted un día, hoy se dedican a la radio?
Lo primero que les sugiero es estudiar mucho, leer mucho. A veces escucho improvisaciones tanto en radio como en televisión, y se ve que en algunos casos hay desconocimiento del tema que se está tratando. Para hacer una entrevista no quiere decir que uno domine el tema al ciento por ciento, pero por lo menos que pueda dialogar con el entrevistado, algo parecido a lo que hace Taladrid, quien es un buen ejemplo de cómo se debe realizar una entrevista porque se nota que tiene conocimiento del tema que se está tratando. Hay veces que un periodista está entrevistando y cuando se le da una respuesta por el entrevistado ya no sigue porque no hay por donde seguir trabajando. Veo mucha improvisación; antes todo el mundo era locutor, ahora es locutor, animador, presentador, una serie de adjetivos que se le han dado a esa profesión, hay uno que grita en un cabaret, otro que habla en un teatro y cada uno en su medio, pero hay algunos que gritan en la radio, y no se debe gritar en la radio. Veo que actualmente muchos artistas ahora los ponen a animar programas, y en algunos casos se ven mal y forzados. Ese es un problema que pude resolverse.
- Cuénteme algo en relación con el cambio del nombre de la emisora de Radio Tiempo a Radio Ciudad del Mar, un tema muy controversial y tengo entendido que usted tomó parte en esta decisión. ¿Cómo fue esa historia? Radio Tiempo era una cadena independiente que nunca se constituyó como cadena. Había cinco emisoras de Radio Tiempo, que eran de los hermanos Vázquez: Sancti Spiritus, Caibarién, Sagua la Grande, Santa Clara y Cienfuegos, pero nunca se pusieron en cadena, sí había un propósito futuro para establecer una cadena a escala nacional. Unos años después del triunfo de la Revolución se planteó el cambio de nombre. En aquellos días yo estaba en La Habana pasando un curso y venía en avión para Cienfuegos, y al llegar vi un letrero que decía “Cienfuegos, la linda ciudad del mar”, puesto por el entonces INIT (Instituto Nacional de la Industria Turística), y aquello se me quedó en la mente y luego hice la propuesta, aunque mi propuesta era solamente “Ciudad del Mar”, no “Radio Ciudad del Mar”. Si iba a mantenerse el estilo de dar la hora con frecuencia, sencillamente decir: Ciudad del Mar, tal hora, por ejemplo, no Radio Ciudad del Mar. A mí eso me lo han criticado porque dicen que es un nombre muy largo, pero por ejemplo, existen “Radio Llanura de Colón”, “Radio Ciudad de La Habana”; antiguamente “Radio Cordón de La Habana”, “Radio Cadena Agramonte” tiene más sílabas. Ciudad del Mar, ¿cuántas sílabas tiene? Ahora, sí empiezas a poner “Radio Ciudad del Mar, desde la Perla del Sur, si haces una identificación grande, entonces cambia, pero al pueblo le gusta el nombre ese, pues ha pegado, el pueblo lo ha hecho suyo. - ¿Cómo define a la radio en sentido general? La radio es el medio ideal. Si la comparamos con la televisión, no todo el mundo tiene, nosotros en Cuba sí, pero en muchas partes del mundo no todos tienen un televisor ni la señal llega a todas partes. Quisiera que me dijeran, por ejemplo, en una cabaña en Guatemala, qué televisor puede haber donde la gente no tiene ni para comer. La radio sí llega a cualquier lugar, un equipo receptor es muy barato, lleva a las montañas, a la selva, a cualquier lugar con un par de pilas, es un medio barato y da información, educación. Hay experiencias de la función de la radio en la alfabetización, empleada por nosotros los cubanos en distintos lugares. En cuanto a los medios más modernos, como la Internet, las nuevas tecnologías, son muy costosas, eso no llega a todos. La que llega hasta el último rincón y hasta el más pobrecito, es la radio.
Al redactar este trabajo me preguntaba si Roberto Busto es, acaso un radialista olvidado. Pienso que, en todo caso, poco mencionado. Estoy convencido de que mucha gente escuchó sus programas en los años 60s y lo recuerda; sí creo que para salvar la memoria histórica de nuestra radio, al tiempo de reconocer lo que tantos como él hicieron, es noble tarea buscar a esta gente, algunos de ellos aún vivos, para hacer justicia reconociendo lo que una vez con absoluto desinterés aportaron al medio y al bien de nuestra sociedad.
0 comentarios